SANGRE DE CAMPEÓN Sangre de campeón | Page 122

-Entonces -comentó después -. ¿Por qué no escribes lo que acabas de platicarme? De esa forma jamás lo olvidarás. -Pero yo no sé escribir. -Sí sabes. ¿Recuerdas la carta que redactaste para el director cuando te iban a expulsar? Es genial. Has dicho que tienes sangre de campeón, ¿verdad? Pues yo creo que un campeón no se queda con los sueños en la mente. Actúa y los convierte en realidad. ¡Escribe tus experiencias, Felipe! Difúndelas. Enséñale a los demás niños que pueden ser triunfadores si se lo proponen. Haz un libro, lo mejor que puedas, y después buscaremos a un escritor que nos eche la mano para corregirlo y publicarlo. Así es como se alcanzan las grandes metas. Haz tu mejor esfuerzo y luego pide ayuda a quienes tienen la posibilidad de impulsarte... Abracé a mi madre y mi congoja se fue apaciguando. Eso haría. Cuatro meses después, dieron de alta a mi hermano. El tratamiento tendría que continuar por mucho tiempo más pero, por lo pronto, Riky había sobrevivido a la fase inicial de una violenta leucemia. Un día antes de su salida del hospital, me confesó que le daba vergüenza que sus amigos lo vieran calvo. El cabello tardarla en volverle a crecer. Se lo platiqué a mi padre y a él se le ocurrió una idea. Le hicimos una fiesta de sorpresa a Riky. Invitamos a todos nuestros familiares y amigos. Pusimos letreros de bienvenida por la casa. Cuando Riky llegó, se sorprendió mucho: Papá y yo nos habíamos rapado el cabello para estar calvos como él. También lo hicieron algunos amigos y primos. Se sintió apoyado, conmovido, y se llevó ambas manos a la cara para llorar. 122