SAN PABLO DE LA CRUZ "MAESTRO DE LA MUERTE MISTICA" Padre Antonio Maria Artola | Page 32

divino querer, recibimos el bautismo del Espíritu y nos convertimos en hijos de Dios). La idea del santo es la siguiente: al hacer un acto de aceptación del beneplácito divino, cesa nuestro querer y muere en cierto sentido. Pero no es un morir sino para vivir. Pues tal aceptación nos da la B vida que es el querer de Dios que aceptamos en lugar del nuestro. Al aceptar el querer de Dios nos convertimos en hijos de Dios; cosa que es una auténtica regeneración, que no se verifica sino bajo el fuerte influjo MUERTE MÍSTICA Y VIDA RELIGIOSA del Espíritu. Es como un bautismo espiritual. Un bautismo en el Espíritu cuyos frutos son: muerte del querer natural, regeneración a la vida del Una singular originalidad de san Pablo de la Cruz, en la doctrina de su espíritu, un nuevo místico nacimiento correspondiente al místico morir del propio querer que resume, en cierto sentido todas las actividades tratadito sobre la Muerte Mística es la presentación de la vida religiosa espirituales del hombre, concentradas en la propia voluntad natural e como medio de realización de dicha mística participación en la muerte de Jesús. En efecto, de la vida religiosa existen las más diversas iniciativa de puro origen humano. presentaciones teológicas: seguimiento de Jesús, vida consagrada, testimonio evangélico (Evangelica testificatio de Pablo VI), observancia de los consejos evangélicos, signo de las realidades escatológicas, etc. San Pablo de la Cruz mira la realidad de la vida religiosa como una manera de realizar la Muerte Mística. De ahí que la segunda parte de su tratadito esté consagrada a poner de manifiesto este profundo valor de la vida religiosa. Se podrá decir que en esta presentación influye decisivamente el hecho de haber compuesto el escrito como regalo precioso para la profesión religiosa de una carmelita. No creo, sin embargo, que sea la razón más importante y decisiva del enfoque paulicruciano de la vida religiosa. Las motivaciones profundas están más bien en su peculiar forma mental sobrenatural que le hacía ver todo desde el ministerio central de la muerte de Jesús. 67 68