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¿Cómo que te vas de vacaciones? ¡Si ya vives en San Miguel de Allende! ¿Para qué las necesitas? – resuena la voz de en el teléfono. ¡Sí�! ¡Me voy a mis vacaciones cortas! – respondo con un cierto toque de ironí�a y ya casi maleta en mano, mientras pasan por mi mente idí�licas escenas de aquellos lugares próximos a descubrir. El cine, entre otras de sus “monerí�as”, inspira a visitar lugares que ya sea por su historia, belleza, atracciones y mil razones más, totalmente únicas y personales. Dicha inspiración puede quedarse en el deseo y, en algunas ocasiones, convertirse en afortunada realidad. Y con este tema, es inevitable hablar de la ciudad más famosa del mundo gracias al cine y la TV: New York. Adorada, odiada, destruida por extraterrestres, terroristas y hasta fantasmas, humillada o exaltada. Famosa por su comida y su diversidad. Promotora de las más bellas y oscuras historias de amor. Procedemos a marcar en nuestros mapas digitales aquellos lugares que nos ha brindado el cine. ¿Hay alguien que no conozca, al menos en fotografí�a, la famosa escena en la cual la falda de la inigualable Marilyn Monroe se levanta sobre la ventilación de metro? Filmada en la esquina de la Calle 52 y Lexington, un 15 de septiembre de 1954 (¡cuánto patriotismo!), para The Seven Year Itch (Billy Wilder, 1955). Antes de continuar, hay que desayunar. Qué mejor lugar que el recomendado por Audrey Hepburn en Breakfast at Tiffany’s (Blake Edwards, 1961), al frente de la famosa joyerí�a, que ahí� permanece. ¿El menú? Café en vaso desechable y pan danés (Danish pastry). ¿Así� o más neoyorquino? «I›m walking here!» gritó enfurecido Dustin Hoffman a un taxista (en lo que hoy llamarí�amos photobomb) en una icónica escena de Midnight Cowboy (John Schlesinger, 1969), en la esquina de la 6ª Avenida y la Calle 57. Por cierto, esto no estaba en el libreto y el atrabancado conductor avanza sobre Hoffman y Voight, quienes se mantienen en personaje incluso mientras, como buenos neoyorquinos, se arman de palabras. Saliendo de la Gran Manzana, se antoja recorrer algunas de las locaciones de Chicago (Rob Marshall, 2002), cuyos libreto y coreografí�a originales fueron del magní�fico Bob Fosse, concretamente en las calles de ¿Toronto? Es la maravilla del make believe del cine. Se pueden recrear ciudades enteras y mundos fantásticos en estudios en Nueva Zelanda o Inglaterra o elegir ciudades que “se ven” más como cierta ciudad que la original misma. En el Puente de los Espí�as (Steven Spielberg, 2015) durante la guerra frí�a, en Berlí�n algunas de sus escenas fueron filmadas en Polonia y otras ciudades alema- nas, ya que se parecen más al Berlí�n de aquella época que a la poderosa y poderosa metrópolis actual. Eso sí�, las escenas del puente fueron filmadas en Potsdam, en el mismo e histórico lugar. photo