recalcan que van haciéndose a la técnica necesaria
para expresar lo que quieren. Quizá un momento por
el que muchos pasaron –pero puede significar también
aquella banda que no trasciende– es hacer la música
que la capacidad técnica les permite, hasta el punto de
cambiar de género musical.
Existe el concepto de la “mirada poética”, que se
parece a lo que muchos músicos empiezan a expresar
como “algo que decir”, lo que, en realidad, es más algo
percibido mezclado con algo que imaginar. La mirada
con mucha piel, el ojo muy expuesto al dolor y al gozo,
se termina de completar en la imaginación.
Más allá de esa mirada que profundiza, petrifica y
coagula, está un proceso de balances de los volúmenes,
la estructura de la canción (algo en lo que muchos se
han permitido rupturas por fuera de la fórmula pop
y otros han utilizado esa fórmula de intro, estrofa,
pre–coro, coro y estrofa final parta decir cosas
impresionantes o resaltar una sensación, un momento,
una historia) y el ritmo con sus tiempos.
Algunos músicos investigan, otros están concentrados
en una imitación o un homenaje a un artista, y están los
que se quieren aislar de cualquier influencia y dejan de
escuchar otra música para componer lo propio.
Muchos de los compositores escuchan varios géneros,
y un buen porcentaje de forma muy extensiva. Lejos
quedó la época de los comentarios de “música
aburrida” o “de viejito” y tenemos muchos artistas,
libres para cualquier exploración y cualquier placer
en la música, que dejan muy en claro que el tipo de
clasificación en la que está su música es secundaria a
una devoción por la música sin fronteras.
Curiosamente también nos encontramos un par de
casos de músicos que no escuchan música. Sin que sea
nombrado por ellos, uno podría decir que escuchan su
música interior, una música que insiste, que no deja
lugar para nada más. Músicos que prefieren consumir
sonidos para tejer sus canciones.
Unos músicos se refieren a imaginar sonidos; algunos
le dan un peso a componer en sueños y otros van
buscando historias, como en medio de una avalancha
de información, entre noticias, literatura, recorridos y
conversaciones.
En la mayoría de los casos el centro de la composición
es un proceso individual. Podríamos hablar de tres
formas de la relación para la composición. Hay bandas
que iniciaron como la idea de un solista: alguien
aprendió a tocar guitarra para darle ritmo a algunas
canciones (o textos) que traía de antes. En estas
historias es normal ver que los solistas consiguen
otros músicos para darle sonidos a sus composiciones
premusicales y con estos empiezan a darle forma a
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una banda. Muchos músicos de estas agrupaciones
se forman con la idea de un compositor de letras y
una banda que compone música para estas; aquí se
marca una cierta separación entre músicas y letras, y
el escritor de letras (que casi siempre es el vocalista)
tiene la libertad de escribir sobre lo que quiera en
ellas, mientras que los demás están más preocupados
por la interpretación musical. En el segundo caso, el
compositor es el director de la agrupación, pero no
necesariamente el vocalista, y los demás músicos de
una agrupación hacen arreglos o terminan de precisar
la participación de su instrumento. En un tercer caso
hay un compositor que casi no deja ningún espacio
para los demás músicos y termina rodeándose tan
sólo de intérpretes. En el Hip–Hop suele pasar que, en
una agrupación de dos o tres vocalistas (o Mc), cada
integrante compone el canto ajustándolo a la pista
acordada.
Los otros elementos de composición nos recuerdan
que ya no es la época donde la palabra inspiración sirva
mucho de excusa. Los músicos casi no mencionan la
inspiración, a no ser para decir que no creen en esta.
Más bien se habla mucho de desahogo. Aquí reaparecen
dos grandes líneas de pensamiento en la música de
Medellín: los que ponen el acento en los otros, ya sea
para dar un mensaje o para dar placer, y los que sienten
que hacer música es una necesidad y que componer,
por encima de todo, los alivia.
En este alivio está hacer música, hacerse acompañar
por un sonido en un orden, como tejiendo con un
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