Diego describe a su padre como un rockero
empedernido que hizo que su niñez estuviera
acompañada de ‘Black Sabbath’, ‘Led Zeppelin’, ‘AC/DC’,
‘Iron Maiden’ y ‘Metalica’. Cuando era muy niño pegó de
una tabla unos nylons, simulando crear una guitarra.
Juntos estuvieron en la estudiantina de Moravia. Uno
adivina en Diego y Sebastián una amistad que sostiene
y le da forma a la banda, comparten una manera
de ver el mundo, una pasión por unos símbolos y
ficciones, y una valoración mutua por la capacidad
del otro. Mientras que Diego compara a su amigo con
un maestro de la guerra de las galaxias, valorando su
comprensión técnica de la música, Sebastián habla
con entusiasmo de la forma como su amigo “escribe y
escribe” canciones.
Cuando Diego se entera de que Sebastián ya no tiene
banda, se anima muchísimo a invitarlo a que formaran
una. Curiosamente, encontraron el nombre jugando Age
of Mithology, con lo que nos recuerdan que se trata de
un nacimiento musical de adolescentes.
Lo primero que hicieron fue empezar a hacer covers
de ‘Mago de Oz’, pero en el 2012 decidieron montar
sus propias canciones con un ensamble ambicioso que
tuvo teclados y flauta. Desde ahí se dieron licencias
cercanas a lo sinfónico, de sonidos muy estilizados con
un aroma Celta o Folk, mezclados con momentos de
mucha energía y de una velocidad que es arrastrada
por la batería.
Entre todas esas, y con un cuidado virtuoso en preparar
grandes canciones, que sean propias pero también que
no tengan nada que envidiarles a los componentes con
los que juegan y se arriesgas esas grandes agrupaciones
que los inspiran, llegaron a la Oficina Central de los
Sueños con cinco canciones y cuando les pidieron una
quinta, tuvieron que repetir.
Para ser Metal, la voz es bastante comprensible
y permite entender las leyendas, runas y seres
mitológicos de los que hablan. Las canciones son para
inspirar, tienen moraleja, pero están completamente al
margen de narrar un barrio, una ciudad o un país.
Con unas metáforas fantásticas le cantan a la
naturaleza más que a la sociedad. Puede haber algo
bucólico en sus letras que se puede malentender
como inocente, de hecho juegan a decirnos que no
hay una crítica social, o una denuncia a un fenómeno
concreto, pero luego nos explican que la estrategia de
la lírica es apelar a las alegorías. Cada mito se puede
aplicar a algo que vivimos y les sirve como crítica a una
sociedad, a las religiones.
Cada canción puede estar narrando varios momentos,
como en un juego complejo de espejos, tal como
en una canción que habla de un amor mítico, pero
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también están hablando de una mujer quemada en
la Inquisición y podría estar hablando del fanatismo
religioso de hoy.
‘Asgard Wizard’ juega un poco con esa devoción por
ese mundo de imaginación al que le empeñan cierto
estudio, y plantean que viven en el año 100 antes de
Cristo, “viviendo tranquilos”, en una época en la que el
dinero no era el que mandaba o regía la vida.
Desde esa imagen de un mundo donde el artista no
tuviera que luchar por su sustento para hacer una
canción o poner a circular un poema, hablan del amor
por la música. A pesar de que son conscientes de los
costos de transporte, del valor de un ensayo, y más
teniendo que buscar una sala para tantos integrantes,
no se ven como algo comercial; en contraposición,
dicen que ‘Asgard Wizard’ “es pura luz”.
La motivación por vivir de la banda parece ser
fuertemente soslayada por un amor por la música y una
mística al crear y al mantener la idea de la agrupación.
La música es “la esencia que hay en absolutamente cada
objeto” y en su relación íntima e individual la sienten
como lo que más los llena, es esa fuerza “erizante” y “el
mejor sicólogo”. El arte es “el mejor refugio que el alma
pueda encontrar”.
La música es nombrada como un dios, o como la
amante de dios, y ‘Asgard Wizard’ se hace a una
poética que les da coherencia adentro y afuera de
sus canciones, con la que se suben al escenario, pero
lo que es más importante, mantienen su devoción
después de bajarse.
“La música es lo bonito que puede existir, lo más puro,
espiritual, una religión que sólo exige música. Entonces,
¿por qué no?”