propio, y ya nos estaban diciendo que si queríamos
vender teníamos que hacer una baladita, y muchas
bandas se fueron por ese camino (…) Yo fui como
viendo el entorno y la tendencia normal era acabarse,
yo dejé que se cerrara el ciclo, no empujé nada, vi
que llegó a donde tenía que llegar la escena en ese
momento, porque no daba más, la infraestructura no
daba más (…)”.
Era una escena en la que los “lobos” estaban
acechando a los músicos, el auge del Rock y su
propio hundimiento estaban atravesados por lo
que se “debía” vender. ‘Ekhymosis’, ‘Maná’ y demás
bandas que estaban vendiendo en las grandes listas
internacionales, imponían una estética (deber ser) que
enfrentaba a estas bandas emergentes a la pregunta
¿cómo seguir? Era el fin de una era para JDV, ya no
había posibilidades de seguir, más cuando el sello que
los había lanzado al estrellato les exigía un sonido que
no era lo que ellos querían.
Así las cosas, en 1998 se termina JDV, pero no sólo
por lo que pasaba con la escena. Ellos tampoco fueron
capaces de sostener ese éxito, ese momento de luz, toda
vez que no estaban preparados, nadie les mostró cómo
seguir y sus referentes anteriores no tenían mucho por
enseñar. Todo lo que pudieron haber conseguido en
esos años se les fue en un instante.
En ese momento, Guido siguió en Medellín un tiempo
como vocalista de ‘Tribal’, banda de Neometal que tuvo
a músicos importantes de esa época, pero allí solo duró
seis meses hasta que decidió regresar a EE.UU. Luego
regresa a Colombia con la idea de montar un estudio
y volver sobre los pasos de JDV. En este estudio quería
producir su propia música, encontrar sus propios
sonidos y así no estar supeditado a una escena o una
industria que le impusiera un estilo.
Este nuevo JDV vendría con dos trabajos: “13
Plegarias” y “7 Milagrox”. No había necesidad de
sacar algo rápido ni de mostrarse a cualquier costo.
Cambiando totalmente el paradigma del JDV de antes,
se encerraron dos años a pensar canciones, sonidos
y formas de hacer nueva música, pero conservando
una linealidad con el JDV de los noventa. Es por esto
que este trabajo aparecía con complicados arreglos
musicales y de voz que requirieron bastante trabajo,
tanto de composición como de grabación. Por ejemplo,
en la canción “Hazte pa´atrás” hay tres rimas viajando
al mismo tiempo en la canción, lo cual, aunque puede
ser imperceptible para muchos, configura ese estilo
místico y profundo que ha propuesto el nuevo JDV.
Músicos con mayor experiencia, recorrido y, lo más
importante, sin pretensiones dentro del mercado
que antes los había endiosado y limitado al mismo
tiempo, sino con la idea de crear mucha música, redes
y fortalecer su proyecto que va más allá de una banda
musical: involucra un estudio de grabación (Supernova
estudios) y su propio sello discográfico (SloBlo
records), así como la Casa Red, donde convergen estos
proyectos, además de ser el lugar de encuentro de los
colectivos y músicos que confluyen alrededor de esto.
Así mismo, el “7 MIilagrox” explora bastante con
sonidos. Recogiendo en él siete temas del “13
Plegarias”, logran darle un nuevo aire a la banda. Esto
tiene que ver con buscar inspiración, no sólo en la
música, sino también en el teatro, la poesía, el cine,
etc. Este álbum también contó con las voces de Duke
Camarada, rapero asesinado en la comuna 13, que
días antes del doloroso suceso logró dejar un aporte
importante para la realización de este disco.
JDV ha buscado darle valor a lo underground y para
esto ha estado moviéndose en medios alternativos,
pegando afiches en la calle, dando entrevistas en
emisoras cercanas a ellos y mostrando que un trabajo
de bastante calidad, con sello propio, puede moverse
desde estos espacios sin necesidad de pagar payolas en
emisoras o acomodar el trabajo a los requerimientos de
un gran sello discográfico.
Sobre las redes, la escena actual y lo que se viene para
JDV, hay mucho que la experiencia de ellos puede servir
para músicos que recién arrancan. Lo primero es que
JDV siempre ha sido V