y Metal, y vuelve a surgir una fuerte adrenalina de
lo técnico, que es por supuesto la velocidad, y por
lo tanto una mayor preparación para poder que la
espontaneidad fluya.
Ellos sí se sienten adentro de la escena del Metal y
les parece que aunque es una música amplia hay que
concentrarse en ella, ya que de esa profundización
pueden obtener toda la creación, toda la música. Sin
embargo, cuestionan las miradas muy conservadores
de los adolescentes y niños metaleros que se niegan a
veces a escuchar nuevas cosas, y que serían muy fáciles
de influenciar negándose a una exploración más propia.
Sienten que esos cerramientos no son de la esencia
de la riqueza del Metal y que eso ocurre sobre todo en
Latinoamérica.
Con un pie en el Metal, donde nace su nombre de una
canción de la banda británica ‘Venom’ y donde aflora la
admiración por ‘Revenge’ y ‘Masacre’, y con otro pie en
lo underground que aparece como una nueva esencia o
una nueva tradición, hacen sus canciones.
Cantan casi todo en inglés para guardar una sonoridad
y una tradición. Tal vez el inglés es un idioma que
se permite cantar más rápido. Los sonidos de la voz
mezclan lo gutural del Metal con los alaridos risueños
del Punk, poniendo a muchos escuchas a sentir las
gargantas, el sudor y la piel más que las letras. Por su
parte, estas tienen un fuerte contenido de protesta y
rebelión contra la religión, contra el sistema, contra
las guerras y una intención de crear polémica, pero
también pueden hablar de mujeres y de fiestas.
Ese género o subgénero de ellos parece que no es para
hablar de mitos ni de mundos fantásticos como a veces,
desde una Medellín que se referencia en el Metal de los
ochenta, pudiera ser nuestra caricatura del cantante
metalero, ligado -como si no fuera una de tantas
posibilidades- a lo “épico”.
Es una banda adicta a la espontaneidad de la fiesta o
inclusive del parque, andariegos, llegando a “donde
la noche los coja”, y apelando siempre a la adrenalina
de tocar en vivo. Aunque ya se han tenido que
“domesticar” un poco para entrar en el estudio de
grabación, nos dicen que en vivo tocan más rápido,
se contagian, y logran un mayor nivel que no tenían
preparado.
Registramos una trayectoria de mucha autogestión,
llegando a bares primero con un público que no los
conocía y luego con otros músicos que ya empiezan a
pagar para escucharse entre ellos.
Queda atrás pero también permanecen unos
muchachos que aún niños intentaron con la música;
como Julián que cuando vivió en Yotoco, municipio del
departamento de El Valle, tuvo un amigo de Ibagué
que tocaba guitarra y su sola imagen, su presencia
con pasaje al gusto por el instrumento, le permitió
descubrir esa fascinación.
Esta es una banda que aunque sus integrantes puede
que no vayan a asumir la música como profesión,
siempre estará ahí con su nombre o disuelta en otra
agrupación porque está ligada a algo más poderoso que
lo económico y el sustento, está ligada a la manera de
vivir. Indio, Ruso y Gafas se encuentran a sí mismos en
una cotidianidad entre ensayos, toques y creación de
canciones.
“Yo grabo una canción y así no le guste a todo el mundo
voy a ser inmortal… porque voy a ser yo para siempre,