Es una manta que cubre desde los hombros hasta debajo de la cintura y es usada principalmente en las zonas frías del país. Similares a los ponchos chilenos o los zarapes de Nueva España; considerada una fusión de los chircates indígenas con los capotes españoles como resultado de la colonización; ha sido una prenda que ha recibido desprecio y un imaginario negativo desde el siglo XIX y a lo largo de la historia de Colombia con factores tales como los inconformismos dados en Bogotá entre los ruanetas (artesanos, que además se oponían a una sociedad clasista) y los cachacos (citadinos de la capital); o como uno de los decretos realizados en 1936 bajo el mandato del entonces alcalde de Santa Fe de Bogotá Jorge Eliécer Gaitán, donde se prohíbe el uso de la ruana y las alpargatas. Sin embargo, como se demostró en 1986, tras el regalo de una de ellas al papa Juan Pablo II, esta ha tomado un papel representativo de afecto y reconocimiento para distintas personalidades como las entregadas en 2014 al Rey Juan Carlos de España y a finales del mismo año, al Príncipe Carlos de Inglaterra y su esposa Camila.
lA RUANA