Y es que unas 6.300 industrias se agolpan alrededor del río Matanza-Riachuelo vertiendo diariamente 88.000 m3 de residuos industriales en él (sólo el 3% de las empresas tratan y sanean las aguas que ensucian antes de verterlas al río). Como consecuencia de ello, el Riachuelo tiene concentracinoes de mercurio, zinc, plomo y cromo superiores en 50 veces a los niveles máximos permitidos. También se encuentran todo tipo de dioxinas, furanos, cadmio, niquel, arsénico, selenio, fenoles, bencenos, xileno, tolueno, hidrocarburos clorados, pesticidas…
Todas estas sustancias tóxicas que lleva el Riachuelo contaminan a su vez las napas freáticas, la tierra de la cuenca y también el aire. En las citadas villas, por ejemplo, la población obtiene el agua contaminada de los pozos que excava. A estos pozos llegan los tóxicos que arrastra el Riachuelo y también los residuos cloacales de las fosas sépticas… Por todo ello, la mortalidad infantil es el doble que en otras zonas del Gran Buenos Aires y la población se ve aquejada por multitud de enfermedades relacionadas con la contaminación.
A pesar de que, desde hace 10 meses, existe un fallo de la Corte Superior de Justicia argentina para que las autoridades procedan a la limpieza de el Riachuelo, lo cierto es que nada se ha hecho al respecto. Grupos vecinales como la Asociación Vecinal La Boca lo denuncian y apuntan a las excesivamente fluidas relaciones entre el poder económico y el político como causa que lo explica.