ROMPECABEZAS DE NUMEROS COSMICOS MAYA VOLUME 802 ROMPECABEZAS DE NUMEROS COSMICOS MAYA, VOLUMEN 802 | Page 14

con miedo de lo que podría tratar de comérselos en la imposiblemente obscura noche mientras dormían, o envenenarlos a muerte mientras se hacían camino cortando con su machete a través del denso follaje. Thomas les ofreció más dinero para que siguieran trabajando, pero el miedo era grande y flotaba como una nube de mosquitos sobre el grupo. El tiempo no había borrado los recuerdos de Guillermo de la expedición anterior, la tragedia dolorosamente grabada para siempre en su mente. Él guio al grupo a través de un camino sinuoso, hasta una inclinación hacia abajo y la siguiente. La buena suerte estaba con ellos, o tal vez un benevolente Espíritu Maya, pues rara vez tenían que dar marcha atrás. Después de veinte días agotadores, alrededor del mediodía, el grupo se puso de pie en la base de la pirámide antigua, el pico se perdía en las copas de los árboles. Guillermo señaló a la entrada del túnel derrumbado de la expedición anterior que la selva había reclamado. Una oración silenciosa fue ofrecida, pero los hombres no podían reprimir una sombría sonrisa, ya que significaba que la tumba no había sido tocada en todos esos años desde que Guillermo escapó de la cueva. El equipo encontró el antiguo campamento y pasaron el resto del día limpiándolo, rescataban el equipamiento que podían de la última expedición. Después, establecieron su propio campamento antes de una comida abundante bien merecida y rindiéndose ante la noche. Al día siguiente, comenzaba el verdadero trabajo. Temprano al día siguiente, un grupo de hombres comenzó la reapertura de la entrada del túnel derrumbado, mientras que el otro grupo cortaban árboles para hacer tablones y postes para apuntalar el techo del túnel. Esta vez el suelo blando se fortifico con un montón de apoyo para que el desastre anterior no volvería a suceder. En cuestión de horas, se desenterraron huesos humanos. Algunos de los trabajadores se negaron a entrar en el profundo túnel, por temor que la ira de Dios PAGE 14