ANDROIDES EN LA CIENCIA FICCIÓN:
Aunque los robots en la vida real son máquinas de aspecto claramente industrial, sin semejanza con el ser humano, la ciencia ficción siempre los ha tratado con forma humana.
Los motivos en el caso del cine son claros: en los primeros años del género las posibilidades técnicas de los efectos visuales eran muy limitadas, por lo que la forma más sencilla de llevar un robot a la pantalla era hacer un disfraz de androide (con forma humana) y encerrar dentro a un actor. Buen ejemplo de ello sería la emblemática Metrópolis (1927).
También hay que tener en cuenta las necesidades dramáticas de un medio audiovisual, igualmente restrictivas a la hora de presentar un personaje (el robot) cuya ausencia de respuestas no verbales podía dificultar enormemente la interacción con otros personajes. Por eso, los primeros robots cinematográficos de apariencia evidentemente no humana poseían, a pesar de todo, una semblanza humanoide. Es el emblemático caso de Robbie (Planeta prohibido, 1956) en cuyo cuerpo se podía identificar cabeza, cerebro, dos brazos, y un conjunto de luces destinadas a completar emocionalmente la interpretación.
Esta es la imagen que fue adoptada por los primeros escritores (en concreto se puede mencionar a Isaac Asimov y John W. Campbell y sus historias de robots, obras fundamentales que en los años '40 fijaron de forma definitiva esta temática) y la que fue llevada a la portada de las revistas pulp.
De esta forma la imagen del robot en la ciencia ficción quedó definitivamente identificada con la del androide de forma que, incluso hoy en día, cuando las posibilidades técnicas del cine son muy superiores, los robots son representados como androides.
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