RIESGOS EN ECUADOR Chakana-Revista-de-Análisis-de-la-Secretaría-Nacio | Page 3
editorial
Los eventos naturales
ponen a prueba a la sociedad
y sus capacidades
La Constitución de la República establece que la prevención y gestión de riesgos debe articularse
al ‘Plan Nacional de Desarrollo’ y al ‘Sistema de Planificación’. A través de esta articulación se busca
minimizar la condición de vulnerabilidad de la población y consolidar una gestión de riesgos que
reconozca como fundamental no solo a la prevención, mitigación y recuperación de desastres sino
también al mejoramiento de las condiciones sociales, económicas y ambientales.
A partir de estas premisas, Ecuador se ha preparado para responder a las contingencias naturales.
Actualmente, el ‘Sistema Nacional Descentralizado de Gestión de Riesgos’ está compuesto por las
unidades de gestión de riesgo de las instituciones públicas y privadas existentes en los ámbitos local,
regional y nacional. Al ser la gestión de riesgos una prioridad dentro de la planificación, se pide a los
diferentes niveles de gobierno organizarse en función de resultados que solo podrán apreciarse a futuro
y que no están subordinados a conveniencias
políticas inmediatas.
El enfoque de la gestión de riesgos
responde a la garantía de seguridad integral
que se realiza a través de políticas que impulsan
la convivencia pacífica, la cultura de paz y la
prevención de la discriminación. Por ello, la
gestión de riesgos está presente en el ‘Plan
Nacional para el Buen Vivir’, en la ‘Estrategia
Nacional para la Erradicación de la Pobreza
y la Desigualdad’ y en la ‘Estrategia Territorial
Nacional’. Gracias a esta presencia, los planes
de desarrollo y ordenamiento territorial de los
GAD, las agendas de los ministerios o los
grandes proyectos de inversión incorporan
criterios y elementos para la gestión de riesgos.
En función de concretar las definiciones
normativas y los objetivos a largo plazo, los
mecanismos para la gobernanza de los riesgos
han sido modificados siguiendo las recomendaciones, protocolos y conocimientos emanados de la
experiencia internacional. En este marco, se ha fortalecido a las instituciones académicas y científicas
más directamente relacionadas con la investigación y monitoreo de los eventos naturales. Gracias a
las inversiones públicas efectuadas en aquellas, se cuenta con información actualizada que permite
organizar la preparación, prevención, mitigación y reducción de riesgos.
En los ámbitos más operativos, a su vez, se ha transformado la forma de relacionamiento entre
actores públicos, privados y comunitarios mediante procedimientos que facilitan el flujo de información,
organizan la respuesta humanitaria y aseguran efectividad en la reparación de los efectos adversos.
Para profundizar en lo anterior, este número de Chakana presenta las articulaciones existentes entre
la planificación del desarrollo y la gestión de riesgos, buscando evidenciar la contribución de lo público
en la reducción de los efectos adversos de los eventos naturales. Lo dicho merece acompañarse
de un recordatorio: cada vez que la naturaleza nos plantea desafíos, no solo pone en prueba a las
autoridades públicas, sino a toda la sociedad.
Chakana
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