Cuando la Revolución Rusa de 1917 dio el poder a los bolcheviques en varias ciudades importantes de Rusia, sus líderes como Lenin y Trotski mantuvieron como soporte armado del nuevo régimen a la Guardia Roja, un conjunto de soldados y obreros armados liderados por suboficiales que actuaban como "brazo armado del bolchevismo" pero sin estar efectivamente organizados como un ejército sino apenas como una milicia voluntaria, sin jerarquías ni reglamentos marciales. Además, la Guardia Roja estaba basada en soldados de filiación comunista que precisamente se habían negado a obedecer a sus oficiales, por lo cual dicho cuerpo rechazaba todo atisbo de disciplina castrense y se hallaba formado por voluntarios enlistados por tiempo determinado.
Cuando la reacción zarista y derechista dio lugar a la Guerra Civil Rusa en 1918, la jerarquía bolchevique vio la necesidad de sustituir a la Guardia Roja por una fuerza militar permanente.