El trabajo de encargado de
mostrador, o dependiente,
como lo queramos llamar,
no es nada fácil. Sin contar
que es mal pagado, no
corresponde a ningún alto
ni mediano ni ningún rango
en el organigrama de la
empresa y suele ser muy
laborioso, tienes que
soportar clientes con los
que tienes que hacer
ejercicios de meditación y
respiración para no
responderles como se
merecen.
En alguna ocasión trabajé
en una juguetería, y muchas
veces, por ejemplo,
llegaron clientes a
pedirme un juguete con las
siguientes características.
1. Es un juguete así
(poniendo las manos en
una extraña forma).
2. Sale en televisión.
3. Es para niños.
4. ¡Ay, tú sabes a qué me
refiero!