La canción que abre este mini dis-
co de rarezas es el clásico sudame-
ricano “Ojos azules”, ¿No fue algo
arriesgado considerando la infini-
dad de versiones que existen ya de
esa canción?
Claro que sí, y quise grabarla por-
que es una canción que me intriga
desde siempre, sin embargo no la
entendí de esta manera hasta que
estuve pasando por algo muy pare-
cido a lo que dice su letra, no ne-
cesité escribir una canción porque
ya existía esta, entonces mi tarea
ahora sería sentirla. Me encontraba
en Perú, en un momento sonó de
fondo como parte del paisaje y sen-
tí que yo podría haber escrito ese
texto. Leí mucho de ella antes de
grabarla y sé que existe una pugna
importante sobre su autoría, la que
creo que no puede echar sombra
sobre la belleza de la canción. Tam-
bién dejé aparte el hecho de que
está infinitamente versionada y me
propuse interpretarla como si fue-
ra mía, sentirla como si estuviera
contando mi historia y por eso creo
que resultó así. Varias personas me
han dicho que la perciben como si
fuera original de mi repertorio y sé
que eso es algo difícil de lograr con
una pieza tan popular.
10
vozes
Sí, yo también creo que encajó en-
tre el resto de tus canciones, pero
¿No temes a la crítica de los puris-
tas?
A mí esa mala costumbre de cri-
ticar por criticar siempre me ha
dado lo mismo, sobre todo en esta
época en que se entiende todo a la
rápida. Creo que el mundo siempre
se ha divido entre los que hacemos
y los que observan cómo lo hace-
mos. De todos modos, hasta ahora
no he tenido un enfrentamiento ni
con los puristas, ni los nacionalis-
tas, creo que se ha entendido bien
porque está hecha desde el respe-
to. Para mí ha sido una enorme
satisfacción grabar y sumar a mis
directos esa hermosa canción. Soy
respetuoso y hay mucho que pre-
fiero mirar desde afuera, jamás me
disfrazaría de altiplánico por moda
porque las culturas siempre son
más profundas que su sola estética