REVISTA VIRTUAL - ETICA PROFESIONAL Publicación1 | Page 14

De esta manera el gremio de los ambiciosos es el más detestable y abominable que existe, porque nunca paran y cada acto humano es una oportunidad para alimentar su vicio. La ambición se presenta de muchas maneras y no respeta clase social. Existen quienes teniendo mucho, lo quieren todo y quienes no teniendo nada, lo quieren to- do también, por eso se arrodillan y son capaces de mostrarse como los más fieles amigos, cuando en el fondo es- tán luchando por sus propios intereses mezquinos. Como dice Montaigne, el hombre ambicioso se esclaviza de su vicio, pues éste no conoce límite alguno. 3. Desenlace Finalmente, el jefe de Ignacio comienza a inquietarse con la cantidad de reclamos que aparecen cada semana y llama a Ignacio para pedirle explicaciones, él le dice que al parecer hay problemas con las importaciones y que la calidad de los productos ha disminuido. El jefe no quedó contento con la explicación y esperó la llegada del nue- vo embarque para la revisión y no encontró nada, sin embargo, una tarde de sábado al cierre se quedó para acompañar a los mecánicos a cerrar el taller, Ignacio muy molesto le dice que no es necesario y el jefe se intrigó más aún. Por último, el jefe pidió abrir las bodegas y les solicitó a todos quedarse para hacer un pequeño inventa- rio, los trabajadores, quienes sabían lo que pasaría, aceptaron sin problemas, pero Ignacio se negó y dijo que él podría quedarse otro día, ya que tenía un compromiso y se fue. El lunes todo se supo, Ignacio no llegó a trabajar y el concesionario le interpuso una demanda por robo y fraude. 4. Comentario Los vicios morales son más contagiosos que las propias enfermedades del cuerpo; es así como Ignacio poco a po- co fue envolviendo y arrastrando más gente a su macabra empresa dela ambición y del robo. Sin embargo para que los vicios morales se propaguen se requieren al menos dos condiciones; esto es, quien las trasmita, de forma consciente o inconsciente y segundo, quien las reciba, lo que significa que para que un ambicioso pueda hacer de las suyas necesita también reconocer o fomentar en otros su ambición. Ese es el verdadero peligro de los vicios, que se propagan con mayor velocidad que las virtudes humanas, pues estas últimas cuando tienen que entrar a curar los malos hábitos de la humanidad, tardan mucho en aliviar al enfermo, en otras palabras, son resultados a 14