AMÉRICAS
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de personas, las micro y pequeñas empresas, Mypes, son alrededor de 3350000 unidades productivas
(92.23% del universo empresarial), la cual ocupa a más de 12 millones de trabajadores y aportar
con más de 42% del Producto Bruto Interno (PBI).
Las experiencias en la región latinoamericana con similares niveles de desarrollo económico coexisten
empresas corporativas (internacionales), grandes, medianas, pequeñas y microempresas, estas
últimos representan un promedio del 90% universo empresarial; en países como: Perú, Bolivia y
Nicaragua superan en 92% de la población de empresarial.
En el ámbito geográfico, en la costa del Perú se concentra un 73% de la población empresarial,
de ahí un 52% se ubica en Lima y Callao (Gestión, 2012) para el año 2015 se mantiene la misma
tendencia (Produce, 2015); ello significa que la media central de Mype está en Lima y Callao.
Por otro lado, en el caso de micros y pequeñas empresas que representa un elevado nivel de
producción y encadenamiento empresarial, así como una absorción de empleo de cerca del 50% de
la población económicamente activa, presentan una elevada informalidad en tres indicadores según
nuestra investigación: tributación, bancarización y gestión. En el caso del primer indicador tenemos
a que en su mayoría ostentan el tipo de régimen tributario del Régimen Único Simplificado que, con
las nuevas reformas de diciembre del 2016, se incluyó en el denominado Régimen Mype Tributario
(RMT). Sin embargo, como toda normatividad busca mejorar, formalizar y generar competitividad en
el sector empresarial pero lo resultados son nulos o inversamente proporcionales.
Las legislaciones para formalizar se han promovido desde el 2004, ya casi quince años, desde la
Ley 28015 (2004), la Ley 1086 (2008) y la Ley 30056 (2014), impulsada por las administraciones
gubernamentales, no han dado frutos; ello prueba que una relación inversa entre la informalidad y
alta rentabilidad influenciado por los bajos niveles de riesgos por incentivos tributarios y laborales.
En la tabla 01 se puede apreciar la clasificación actual de la micro y pequeña empresa como la
mediana empresa, de acuerdo a la última ley vigente.
Tabla 01: Nueva clasificación de las Mype.
Fuente: Mi Empresa
La informalidad se mide también a través de varios indicadores como son la bancarización, el
ubicarse en un sistema laboral y de seguridad social (planillas), como también un régimen tributario
definido. En cuanto al primer indicador es uno de los más complicados, un informal podría ser cliente
del sistema financiero (Lahura, 2016), es decir podría contar con algún tipo de crédito otorgado por
alguna entidad financiera. Esta posibilidad existe en la medida que un informal puede generar flujos
de ingresos de modo que permitan el pago de un crédito (Lahura, 2016), lo cual es independiente
que este registrado o no en la administración tributaria; en conclusión, la informalidad no sería una
restricción para el acceso al crédito al menos para un grupo de informales.