Revista UNADiccion Septiembre 2015 | Page 13

Por: Tere Mancera

PERDICION

Dicen que quien es bueno en la Tierra

un ángel se convierte después de la muerte,

que vive en algodones de paz y nadie puede verle,

se encuentra lejos de lo mundano eternamente.

Pero yo, yo me veo en sus ojos brillantes,

y siento en sus brazos el calor del sol,

¡Es el peligro, es llanto, es dolor!

¡Ciega mi mente con sus caricias, con su voz!

Cada beso suyo es fruta dulce, prohibida

que me alimenta y conduce a mi perdición,

envenena mi ser y a mi espíritu hechiza

mi voluntad sucumbe ante tal tentación.

A una hoguera ardiente me arrastra

¡Cayendo, cayendo atravieso el suelo!

y el amor se trasforma en verso

recitado con la fiebre de nuestros cuerpos.

¡Oh Dios no quiero ser un ángel!

¡Él es mi cielo y mi infierno!

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