Revista UNADiccion Mayo 2015 | Page 9

Siempre sentí envidia

por aquellos poetas

que de una flor

producen su rima,

que de un amanecer

iluminan la vida,

y plasman

su melancolía

de cualquier atardecer...

Quisiera

como esos poetas ser,

que al

contemplar a la mujer

destilan su pasión...

Más nunca pude serlo

tomé una flor,

y solo encontré

una espina...

Al amanecer

me desperté

y unas ganas sentí

de volver a dormir...

En el atardecer,

tampoco encontré

motivo ni uno

para poder escribir.

A la mujer

si bien piropos mil

le he dedicado

a ninguna como a ti,

la he amado,

pues solo tú

amada mía,

puedes de mi

corazón

producir poesía...

Por: Marvin

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