Revista UNADICCION - Febrero 2017 Febrero 2017 | Page 8

BICHO

AVENTURAS

“ELLA Y EL ESE”

El sol radiante pero no sofocante, el aire suave soplando por este bello paraje, humanitos y humanotes jugueteando entre ellos por aquí y allá, que lindo día, yo acabando de disfrutar unas ricas hojas al vapor con salsa, esa que le llaman picante, ¡uf! a esos humanos les gusta sufrir.

Ah, por cierto, que romántico se miraba aquel joven flaquito, obsequiando flores a aquella joven humana, en aquel parque, en aquella tarde... aquello todo un cuadro digno de recordar, y en efecto, él decía cosas como —tu mirada me ilumina más que el mismo sol, siempre pienso en ti, contigo hasta el fin del mundo amor— entre otras humanicosas que de momento no recuerdo; estos humanos si que saben expresarse muy bien en esas cosas del amor.

Pero observé muy apática a esa chica que por cierto era muy linda, casi como las chicas bicho, mmm bueno no tanto, ja, ja, ja, pero especial para él, quien la miraba muy atento, y ella volteaba los ojos como si le fastidiase lo que el trataba de expresar, tal vez ella no recibía eso que escuchaba como él lo decía,

cosas de humanos.

Conforme pasaba el tiempo él fue disminuyendo los halagos y los poemas cortos, para solo quedar pasmado ante esta humana hermosa e indiferente.

Pero llegó el momento, aquel instante en donde pareciere que el tiempo se congelara y se aproxima lo inevitable, dañino, hostil, doloroso, etc. El momento en el que aparece frente a ti, tal vez la pesadilla de la cual se huye con desesperación, un momento épico.

Y fue entonces que apareció, era un ser, incomparable, no había tenido la oportunidad de contemplar semejante cosa, tuve que frotar mis ojos mas de una vez, me puse en pie en aquella rama, para asegurarme de que esto era verdad.

Me tengo que ir —le dijo la chica a este chico— ¿por qué?, quédate otro poco, tenemos poco tiempo aquí, por favor —le insistió el flaquito a ella— no, no puedo, te dije que tenia otro compromiso —dijo la chica con voz firme—.

Salió disparada al escuchar el sonido horrible que emanaba de una cueva rodante, misma que advertía su llegada por el olor que emanaba de ella y por lo que venía sonando, al parecer una especie de fiesta dentro, de ese estilo musical que suena con tambora y alardes de machos… frases como: ¡iupale compaaaadre!, ¡pipipipipipipiiiii!, ¿fierro parienteeeee!, ¿soy de rancho!, ¡iiiuuuuuu! me sorprende la capacidad de los humanos de ir soportando esos alaridos y esa tortura mientras viajan.