Nacida para sufrir
Existe un estigma muy arraigado en la mujer y es la creencia de que su destino es sufrir y soportar todo lo malo que le ocurra porque lo merece, porque a eso vino al mundo.
Según la religión católica, el dolor durante el período menstrual y el parto se debe al castigo que Eva recibió por comer del fruto prohibido, como si Adán no lo hubiera comido también.
Los síntomas del embarazo y las consecuencias después del parto solo las sufre el cuerpo de la mujer, eso sin contar los reproches del padre por el comportamiento de los hijos conforme van creciendo.
Es verdad que la mujer está constituida biológicamente para soportar golpes emocionales que a un hombre podrían trastornar mentalmente, pero eso no significa que nació para sufrir, sino al contrario, brinda equilibrio dentro de la familia y la sociedad.
La infidelidad, los ataques físicos, verbales y de tipo sexual no son provocados por la mujer, sino por el desorden mental e incapacidad de su atacante para relacionarse con los demás, éste ya nació así de mal intencionado y pervertido.
Las mujeres no somos el problema sino parte de la solución, valorarnos y apreciarnos a nosotras mismas es la mejor arma contra la discriminación y tradición machista de nuestra sociedad. La misión de la mujer va más allá de procrear, también está su gran aportación a la economía emprendiendo proyectos que la alimentan física, profesional y emocionalmente.
La mujer no vino al mundo a sufrir, sino para hacerlo cada vez mejor.