Travesías Didácticas Nº 31 • Diciembre 2019 | Page 83
. El mayor decidió construir su casa con
ladrillos. - Aunque me cueste mucho
esfuerzo, será muy fuerte y resistente, y
dentro estaré a salvo del lobo. Le pondré
una chimenea para tener mi casa
calentita y hacer caldo de zanahorias.
Cuando las tres casitas estuvieron
terminadas, los cerditos cantaban y
bailaban en la puerta, felices por haber
acabado con el problema:
Lo que ninguno imaginaba, que
detrás de los árboles, los estaba
espiando el lobo feroz, rugiendo de
hambre y gritando:
- Cerditos, ¡me los voy a comer!
Cada uno se escondió en su casa,
pensando que estaban a salvo, pero
el Lobo Feroz se encaminó a la
casita de paja del hermano pequeño
y en la puerta aulló:
- ¡Cerdito, ábreme la puerta!
- No, no, no, no te voy a abrir. - Pues si no
me abres... ¡Soplaré y soplaré y la casita
derribaré!
Y sopló con todas sus fuerzas, sopló y
sopló y la casita de paja se vino abajo. El
cerdito pequeño corrió lo más rápido que
pudo y entró en la casa de madera del
hermano mediano. - ¡Quién teme al Lobo
Feroz, al Lobo, al Lobo!
81