Travesías Didácticas Nº 31 • Diciembre 2019 | Page 8

Editorial No es el taller, por cierto, la única forma de reflexión sobre la realidad y elaboración del saber, pero reúne caracteres que le otorgan particulares ventajas en la tarea educativa. El taller es el lugar donde la producción de conocimiento asume la talla de lo humano compartido, surge del amor por la tarea y se desarrolla con el pulso de la propia aptitud creadora en diálogo y no en soliloquio, enseña a valorar lo diferente mientras afirma la igualdad, y –fundamentalmente- es el ámbito en que las personas aprenden a manejar (a fuerza de ejercitarse) el intercambio entre realidad y discurso, única forma de que el conocimiento pueda efectivamente servir a los proyectos humanos. El taller es un lugar relativamente reciente en la educación, simbiosis de toda una tradición de fraternidad laboral y de producción artística compartida: de allí su nombre. En él, la transmisión de la herencia humana aligera su peso, se des-solemnizan las relaciones entre los-portadores-de-saber y los que (supuestamente) nada-saben-de-nada, se estrechan lazos entre las palabras y la vida social, y se desarrollan las propias posibilidades dentro de un ámbito humano comunitario. Todo ello se vuelve posible a partir de la conciencia de los derechos humanos, e inversamente, éstos se vivencian en el marco del taller”. 4 … Los Derechos Humanos, y por consiguiente los Derechos del Niño, están involucrados en todo acto educativo, presentes en todos los aspectos de la vida escolar y en cada propuesta y actitud que asumimos frente a nuestros alumnos. En la actualidad contamos con documentos (vigencia formal) que avalan nuestra posibilidad de luchar por un mundo mejor y más justo basado en el respeto por todos los sujetos de derecho (y en especial por los niños), y al mismo tiempo vivimos en una realidad cada vez más difícil, compleja, injusta (vigencia real). La explicitación formal de los derechos humanos en documentos escritos es bastante reciente si pensamos en el desarrollo de la humanidad, y es un logro muy importante en la lucha por un mundo respetuoso de los derechos de todos, sin embargo, esto (como bien vivenciamos cotidianamente) no garantiza (si bien colabora) que alcancemos dicho respeto. “La reconstrucción cotidiana y la adecuación a cada situación real enriquece el aspecto formal y permite construir nuevos derechos sobre la base de los ya reconocidos. En este sentido, es esencial la participación solidaria, es decir, el trabajo que cada integrante de la sociedad realiza con el fin de transformar la realidad; y la escuela no puede quedar al margen de esta acción transformadora. … 4 Subcomisión de Educación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. (1989). Talleres de vida. Educación por los Derechos Humanos. Cuadernos para la práctica 1. Buenos Aires. 6