Travesías Didácticas Nº 31 • Diciembre 2019 | Page 7

relación con los talleres, recuperando su importancia como modalidad alternativa de organizar la enseñanza favorecedora -por su propia identidad e ideología- de una educación basada en los derechos humanos. “En 1989 escribíamos “Dejándonos apenas respiros de esperanza, desde hace casi sesenta años venimos viendo cómo las fuerzas del atraso destrozan las vidas, el trabajo y las riquezas de nuestro pueblo. Lo hacen de modo cuidadoso y premeditado, sin que los instantes de recuperación hayan sido suficientes como para plantear una reflexión profunda sobre las causas del descalabro, y menos aún para el análisis de proyectos populares de reconstrucción. Es que fueron justamente estas prácticas democráticas de reflexión y discusión creativa los objetivos elegidos por los destructores, y ahora estamos confusos sobre las formas de encarar participativamente nuestros comunes problemas, sobre las maneras de tratarnos, y hasta sobre el hecho mismo de ser parte de una comunidad”. 2 Desde estas ideas, con las esperanzas que renacieron con la apertura democrática en 1983 y sustentados en la felicidad de pertenecer a un organismo que integraba a personas de distintos partidos políticos unidos por el respeto hacia los derechos de todos y de ser miembros de su Subcomisión de Educación que se unificaba en la búsqueda de alternativas educativas democráticas y participativas, consideramos que la modalidad de taller nos abría las puertas a infinitas posibilidades. Fueron sus miembros originarios los que trazaron el camino, tomaron las decisiones pioneras y nos posibilitaron avanzar en las búsquedas. Son ellos, quienes aún continúan en la lucha por un mundo mejor, los que buscaron y encontraron las mejores alternativas. Y escribían: “Por eso, la democracia debe poner en crisis todas las prácticas armadas para el aislamiento y la manipulación, y reemplazarlas por las prácticas del diálogo, de la tarea en conjunto, de la reflexión y el análisis compartido, de la preocupación por el otro, de la vinculación con lo real” 3 . Los talleres, como modalidad educativa, brindan opciones óptimas para poner en práctica un trabajo reflexivo sobre los derechos humanos. “Concebir a la educación como una práctica reflexiva sobre lo real, y a los derechos humanos como método y contenido de esa práctica, condujo de modo natural al empleo y desarrollo de las técnicas de taller, por la manifiesta afinidad entre la convivencia productiva del taller y la aspiración de convivencia creadora preconizada por los derechos humanos. 2 Subcomisión de Educación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. (1989). Talleres de vida. Educación por los Derechos Humanos. Cuadernos para la práctica 1. Buenos Aires 3 Subcomisión de Educación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. (1989). Talleres de vida. Educación por los Derechos Humanos. Cuadernos para la práctica 1. Buenos Aires. 5