Travesías Didácticas Nº 31 • Diciembre 2019 | Page 67
estuvieron siempre dominadas por la mirada atenta del docente. (…). De igual manera, la
organización del tiempo escolar, los horarios, los recreos, la duración de la jornada y el uso
eficiente del tiempo fueron elementos altamente regulados desde cualquier documento escolar
hegemónico (…) La puntualidad en los horarios de entrada y salida a la escuela, a la clase y
al recreo también se convirtieron en constantes. En consecuencia, el cuerpo quedó atrapado
en una en una determinada relación espacio-temporal.” 3
Pensar en aulas donde el caos productivo es tolerado y alentado, nos interpela, porque la
huella que la escuela moderna dejó en nosotros condiciona fuertemente nuestro ser docente
y nuestra práctica. Proponer un hacer docente que libere a niños y niñas de este control
corporal, y habilite libertad de acción y elección de tiempos y espacios, nos moviliza, nos
cuestiona en el mejor de los casos.
Por eso es necesario abandonar ideas preconcebidas, dogmas sobre la práctica educativa y
habilitar la pregunta, muchas preguntas, sobre la aptitud de nuestras propuestas para generar
conocimiento y hacerlo en un ámbito de respeto por lxs sujetxs alumxs. Eso es evaluar y lo
retomaremos más adelante.
Hay un caos productivo que hoy debe hacerse lugar porque negarle a estas infancias esta
libertad de acción y opción es negarle también su propia condición de sujetos de derecho.
Por otra parte, hace tiempo ya que hemos comprendido que los aprendizajes se construyen.
Si entendemos que la construcción de conocimientos es fundamentalmente colectiva, existen
dos variables a tener en cuenta para crear un terreno fértil para el aprendizaje, el lugar de los
pares y el rol del docente.
Socializar la experiencia educadora, implica valorar la diversidad y descartar cualquier
pretensión de homogeneidad etárea o de cualquier tipo, por lo menos como opción única.
De igual modo nuevos escenarios obligan a redefinir las intervenciones docentes, a pensar
cuál es la acción del docente que se corre del monopolio de la palabra y de la escena y cede
el protagonismo a los niñxs. Y este nuevo rol lo vamos construyendo a partir de la pregunta.
Las propuestas lúdicas colectivas no implican cualquier corrimiento del docente, una ausencia
de interés en la escena, sino un interés distinto, no una ausencia de acción, sino una acción
diferente.
Una herramienta para habilitar la pregunta sobre el rol es la documentación narrativa, “los
procesos de documentación narrativa llevados a cabo colaborativamente por docentes e
investigadores se presentan como vías válidas para la reformulación, la ampliación y la
transformación de la propia práctica docente que incursiona en lo inédito, en lo silenciado, en
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Scharagrodsky Pablo (UNQ / UNLP) El cuerpo en la escuela. 2007 - repositorio.educacion.gov.ar
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