Travesías Didácticas Nº 31 • Diciembre 2019 | Page 6
Editorial
de posibilidades, en la valoración de las potencialidades educativas y en el saber fundamental
de que los educadores son los posibles hacedores de las mejores ideas y acciones.
Sin embargo, me opongo rotundamente a las disputas directas o solapadas basadas en las
luchas de poderes o en la puesta en juego de actitudes asentadas en los contra valores; me
alejo con empeño de las confrontaciones por cuestiones sin importancia y las modas tan
competitivas como pasajeras, que nos alejan de las reflexiones y acciones sobre los aspectos
importantes que nos convocan en lo educativo; rechazo las decisiones que coarcionan y
obligan a los otros a actuar sin pensar y realizar por obediencia restando posibilidades a la
autonomía y la participación; detengo muy especialmente la mirada en los niños, en las
escuelas, en los docentes, en las familias y en todos aquellos que tenemos en nuestras manos
las posibilidades de seguir construyendo la historia (las historias), sosteniendo las
esperanzas, el compromiso y las utopías... y me sigo preguntando: ¿no aprendimos aún que
no se pueden controlar las ideas, acciones y decisiones de los otros, ni manipular desde afuera
los procesos personales, por más “bajadas” lineales, arbitrarias y autoritarias que se
presenten?, ¿no logramos sostener la idea de abrir el abanico de posibilidades para favorecer
la creatividad y la toma de decisiones contextualizadas olvidando la necesidad de elegir cada
vez otra opción desechando las anteriores solo por el hecho de alinearnos a lo que se supone
la única opción adecuada solo porque está de moda?, ¿no instalamos por fin la idea de que
las actitudes y acciones adultas tienen un valor determinante para nuestros pequeños alumnos
que necesitan de un encuadre coherente y educadores disponibles?
Entonces, no da igual una actitud u otra, no es lo mismo pararse de un lado del río o del otro
o detenerse estático en sus orillas, no se vive igual desde el respeto por los otros y el bien
común que desde la frialdad del corazón y el egoísmo o la ceguera del alma...”
Cabe destacar, que los problemas de comunicación en la vida y en la escuela implican un
deterioro de los vínculos y las acciones que ensombrecen las posibilidades de actuar, sentir
y pensar desde el respeto mutuo; tantas veces los “malos entendidos” nos perjudican, las
malas interpretaciones de los mensajes nos deterioran en lo vincular y lo educativo, lo dicho
o entre dicho con respecto a los otros sin diálogos frontales y respetuosos nos perjudican al
interior de las instituciones.
Este año se cumple el treinta aniversario de la formulación de la Convención sobre los
derechos del niño y eso se presenta como un increíble hecho en la historia de la
humanidad...sin embargo las luchas siguen y aun nos debemos su concreción en la
realidad cotidiana.
En el capítulo 5 del libro “La modalidad de taller en el Nivel Inicial, recorrido y
posibilidades para la educación actual”, escribía 1 acerca de los derechos del niño y su
Pitluk Laura. (2009). “La modalidad de taller en el Nivel Inicial, recorrido y posibilidades para la educación actual. Ed.
Homo Sapiens, Rosario.
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