Travesías Didácticas Nº 31 • Diciembre 2019 | Page 47

• Espejos Cada espacio contaba con catorce niños/as cada uno y fue coordinado por una docente o maestra celadora (que permaneció en el mismo espacio durante dos secuencias de tres actividades cada una cambiando únicamente los niños/as cuando finalizaba la secuencia), cada secuencia tuvo un objetivo y contenido especifico y una duración no mayor a cuarenta minutos. La implementación de los espacios requirió de la participación de todos los actores de la institución: • Equipo directivo. • Docentes (maestras de sección y maestras celadoras) • Personal Auxiliar. Los días previos a la preparación de cada espacio fueron largos, de incertidumbre, de ensayo y error, debíamos probar diferentes materiales (si brillaban en la oscuridad, si eran traslúcidos, si eran seguros y suficientes para la cantidad de niños/as, si se podían conseguir reutilizando el material de la escuela o había que conseguirlo fuera de la misma…). En el jardín se sentía un clima de ansiedad, pero también de cooperación y trabajo en equipo. A fin de poder abastecer los espacios, las docentes nos pudimos poner de acuerdo en que todas ayudábamos para que todos los espacios estén listos; como hay espacios que necesitaban más preparación que otros, todas las docentes pudimos colaborar con los que implicaban más trabajo para llevar adelante la ambientación y la disposición de los elementos y recursos. Fue de suma importancia la comunicación, el espíritu de colaboración (como mencionamos anteriormente), la investigación y la solidaridad entre todas. Como no se puede planificar una actividad sin saber qué se quiere enseñar, para qué alumnos/as, para qué edades y para qué grupo, las docentes supimos tener en cuenta el objetivo de la creación de cada espacio lúdico. Cabe resaltar el valor de la evaluación continua desde la intencionalidad sostenida en el progreso del aprendizaje y también en la resolución de las dificultades que surgieran para optimizar cada uno de los espacios. Estas evaluaciones nos sirvieron para reflexionar sobre nuestra práctica. Los niños y niñas se sintieron entusiasmados e interesados por los Espacios y lo manifestaban diciendo “¿hoy es jueves seño?”, “¿cuándo vamos a los espacios?”. Los espacios fueron elegidos por ellos con un máximo de cuatro por niños/as por sala y por espacio. A los niños/as de las salas de tres años les costó separarse de las docentes referentes y en el segundo cuatrimestre se vio que tendían a repetir el mismo espacio. 45