Travesías Didácticas Nº 31 • Diciembre 2019 | Page 43
De acuerdo a lo desarrollado en el diagnóstico institucional y observado durante el período de
inicio, detectamos que los niños y niñas permanecían mucho tiempo en las aulas. Por otra
parte, luego de las 17 hs. la matrícula y las actividades se reducían notoriamente en las
diferentes salas. A partir de la articulación de miradas y apreciaciones sobre dicha situación
con la Supervisión del G Ia, se inició la capacitación en servicio con la Profesora Laura Pitluk
(Escuela de Maestros).
Partimos de la concepción del alumno como un sujeto activo que es capaz de observar,
comparar, identificar, inferir, hipotetizar, descubrir y reflexionar con sus pares y docentes en
tanto haya propuestas didácticas que favorezcan estas posibilidades. Entonces pensamos en
los “Espacios” dentro del Proyecto Escuela, como espacios educativos para el desarrollo de
los aprendizajes esperados, pensado en un ambiente que ofrezca diferentes oportunidades
para favorecer el juego, la exploración, la curiosidad y la interacción. Espacios que brinden
oportunidades activas y expresivas, en donde puedan desarrollar la creatividad, y que les
permitan actuar, explorar y expresar sus ideas.
Entonces nos preguntamos qué lugar iba a tener el docente en estos espacios. Sabemos que
las propuestas didácticas deben ser andamiadas por el maestro y que para que haya alumnos
interesados es necesario que haya docentes que movilicen su interés. Por lo tanto, en estos
espacios era necesaria la intervención docente y con un accionar que implique un “por qué” y
un “para qué”, y no sea fruto de la improvisación.
Es así como comenzaron los “Espacios”, secuenciados, planificados y con
intervención docente.
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