Travesías didácticas Nº 29 • Diciembre 2018 | Page 58
Uso y aplicaciones de TIC...
Walter Temporelli y Paola Urquiza
cuando el cerebro se desarrolla más rápidamente), apelando a la ampliación de las políticas
públicas, con intervenciones de alcance más amplio, dirigidas a la mejora de la dinámica de
la crianza, de las respuestas familiares y de la nutrición.
Desde un enfoque tradicional, una de las clasificaciones que mejor resume las variables
personales y ambientales que se correlacionan positivamente con la resiliencia, es la
elaborada por Masten (2004), para quien los principales factores predictores de la misma son:
- Uno o más padres afectivos
- Cuidados de otros adultos
- Habilidades cognitivas, de atención y de resolución de problemas
- Reguladores efectivos de emociones y atención.
- Autoestima y autoeficacia percibida como positivas
- Esperanza
- Afiliaciones religiosas
- Aptitudes valoradas por la sociedad
- Amistades adaptadas
- Ventajas socioeconómicas.
- Escolarización efectiva
- Comunidad o contexto favorecedores (centros sociales, escuela, centros juveniles, etc.)
Por último, desde un enfoque epistemológico, Claxton (2014) hace referencia a 16
características necesarias para desarrollar la mentalidad de un aprendiz poderoso; pero cuatro
de ellas son las que nos interesan resaltar, ya que aluden directamente a la resiliencia
entendida como fortaleza emocional:
(1) Inquisitivo: tiene una actitud hacia al aprendizaje positiva e indagadora.
(2) Persistente: permanece determinado, positivo y paciente ante dificultades o errores.
(3) Aventurero: dispuesto a arriesgar y darle una oportunidad; abierto a nuevos desafíos.
(4) Concentrado: observador, se concentra bien, ignora las distracciones, se abstrae.
Por lo analizado, observamos que si los sistemas adaptativos están disponibles y funcionan
adecuadamente, es más usual la resiliencia individual. Dentro de los sistemas adaptativos
más significativos se encuentran el aprendizaje, el apego, la motivación, la respuesta al estrés,
la autorregulación, la familia, la institución escolar, los pares, la cultura y la sociedad (Monroy
Cortés y Palacios Cruz, 2011).
Además, los mencionados autores destacan distintos factores propios del niño como vitales
para el desarrollo resiliente. El primero es la inteligencia, dado que se modifica por la
exposición a una serie de estresores (violencia familiar, depresión, abuso sexual infantil, etc.)
Por otro lado, los niños y adolescentes con alto índice de coeficiente intelectual expuestos a
un evento estresante tienen la capacidad de afrontar mejor la adversidad o de buscar ayuda
para ello.
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