Travesías didácticas Nº 29 • Diciembre 2018 | Page 48
Uso y aplicaciones de TIC...
Walter Temporelli y Paola Urquiza
¿Existen experiencias de uso de TIC en el aula en nivel inicial, que favorezcan la superación
de rupturas devenidas de hechos traumáticos?
¿Las TIC pueden propiciar un marco ampliatorio de beneficios resilientes dentro del nivel
inicial?
¿Son suficientes las actividades abordadas para jugar a favor de los procesos resilientes?
¿Las experiencias con TIC generan mejoras en la socialización, la construcción de
conocimiento, y la constitución de la personalidad en niños pequeños?
¿Qué tipo de actividades con TIC pueden mejorar la calidad de vida en niños en educación
inicial?
¿Es suficiente la implantación de tecnologías en el aula para la mejora de calidad educativa y
de vida en general de los alumnos?
Estamos persuadidos que las TIC pueden ir más allá de los procesos de alfabetización digital,
como por ejemplo su uso para la construcción de la socialización primaria y secundaria, como
forma de expresión, o contribuyendo a la consolidación de la construcción de la personalidad.
Antecedentes
El origen de los trabajos sobre resiliencia se remonta a la década del ’60, concretamente a la
observación de comportamientos individuales de superación, que en principio parecían casos
aislados y anecdóticos, y además, al estudio evolutivo de niños que habían vivido en
situaciones adversas (Vanistendael, 2001).
El concepto en sí, tiene su origen en investigaciones naturalistas, experimentales y humanas,
dándose por establecido que existe una enorme heterogeneidad en las respuestas a toda
clase de riesgos ambientales, tanto físicos como psicosociales (Rutter, 2006). Dentro de
nuestro enfoque investigativo, se sugiere exceder el marco de las características específicas
de las diferentes respuestas a un peligro en particular, poniendo luz en una gama más amplia
de procesos causales.
En los 70’s, se consideraba como equivalente el término invulnerable, aunque posteriormente
se establecieron diferencias concretas entre ambos conceptos. Con el paso del tiempo, la
casuística fue arrojando resultados en torno a conceptualizar a la resiliencia no como un
atributo con que los niños nacen, ni que los niños adquieren durante su desarrollo, sino que
se trataría de un proceso interactivo entre éstos y su medio (Rutter, 1993). A comienzos de
dicha década, Garmezy fue uno de los pioneros más representativos en la conceptualización
y el estudio de la resiliencia, él vio el desarrollo como el concepto unificador en el estudio de
la psicopatología, desde el nivel molecular hasta el ecosistema global, la infusión de un
enfoque basado en las fortalezas y orientada a la recuperación en campos tan diversos como
la psicología, la educación, el trabajo social, y la psiquiatría. Norman Garmezy sostenía que
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