participado tan activamente como los demás tal vez por las características del espacio, ya que
su ubicación más distante favorecía más el rol de observadores que el de “actores activos”.
La lluvia
Sin decir palabra saqué de mi bolso un rollo largo, muy largo, de papel celofán, y lo fui
desplegando y entregando al grupo mencionado. Solicité a los demás que cerraran los ojos y
prestaran mucha atención a los sonidos que se producirían.
Foto 8: Papel lluvia, pajarito y ranita.
Foto 8 bis: Para los sonidos del pajarito volador y de la ranita.
Mediante señas y sin dar consignas verbales, fui dirigiendo a ese grupo que sostenía y agitaba
el papel con mayor o menor intensidad dando como resultado una lluvia tormentosa o una
llovizna continua que amenazaba no obstante con la posibilidad de “sorpresivos chaparrones”.
Entonces tomé un Cotidiáfonos más elaborado que los utilizados en las adivinanzas iniciales,
que imita con similitud el gorjeo de un pájaro 10 . Este sonido y el objeto que giraba en el aire
para producirlo, produjo gran sorpresa y curiosidad. Mientras “la lluvia” seguía presente e
implacable, entregué a Andrea el “pajarito gorjeador” y yo tomé otro Cotidiáfono que imita el
croar de las ranas (dos tubitos de plástico que entrechocan sus bases estirando y aflojando el
piolín que los une). (Ver Foto Nº 7). Los tres elementos crearon un clima particular de
concentración que se vivió como un momento “mágico”, de gran serenidad e introspección.
Se trata de un Aerófono Libre cuya descripción se detalla en el libro “Cotidiáfonos. Instrumentos sonoros realizados con
objetos cotidianos” (pp 57/58 ) de Judith Akoschky, (Ed.Ricordi, hoy Melos).
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