Revista TALENTO - Coaching, Mentoring, Liderazgo y RRHH 33 | Page 38

ejecutivo que se practica en las empresas, los interlocutores de las mismas solicitan coaches que estén avalados por una experiencia demostrable en coaching de equipos, coaching relacional, coaching para la dinamización y la motivación de colaboradores…, etc. Cada vez más, estamos siendo solicitados por firmas especialmente evolucionadas en el ámbito del desarrollo de talento, para la implantación de un liderazgo saludable, es decir, la toma de consciencia y el aprendizaje de habilidades de management que mucho tienen que ver con las competencias del coach aplicadas a la gestión de personas. Las organizaciones persiguen con legítima ambición sus objetivos en resultados, pero cada vez son más las que lo quieren hacer de una manera sostenible, con el mínimo desgaste físico y emocional de sus integrantes, y en un clima donde los colaboradores sientan y perciban que están creciendo como personas y como profesionales dentro de ese proyecto empresarial. Fuera del ámbito empresarial, varias son las especializaciones que se está apoderando de las tendencias del coaching. Quiero expresamente hacer mención del coaching deportivo, el coaching para la salud, coaching para cambio de hábitos alimentarios y el coaching educativo. - ¿Cuál es la actitud de sus participantes antes de recibir coaching? ¿Y después? La casuística es diversa, al menos al principio, dependiendo de la percepción del participante en cuanto a la voluntariedad de atender este tipo de procesos. En la mayoría de los casos, el directivo que inicia uno de estos programas lo hace por iniciativa propia, esto es, o lo ha solicitado él o ella directamente, o bien se lo han ofrecido y está deseoso de probar este nuevo enfoque para su desarrollo. De otro lado, a veces me encuentro managers que, estando inmersos en un ambicioso programa de desarrollo de liderazgo, éste incluye entre otras actividades, la “obligatoriedad” de atender una serie de sesiones de coaching individuales. Es en estas circunstancias cuando excepcionalmente algunos participantes manifiestan 38 ciertas posturas escépticas o defensivas, que suponen para los coaches un desafío extraordinario al arranque del proceso. De hecho, si no somos capaces de gestionar con éxito esas manifestaciones en un par de sesiones, de forma que vivan el programa como “un regalo” de su organización y lo acepten con voluntariedad y compromiso, sería más honesto animarles a que interrumpan esas sesiones de coaching. Sin libertad no hay verdadero coaching y si se continua está condenado al fracaso. En esta disciplina no vale la actitud de “voy a hacerlo porque me han dicho que tengo que hacerlo”. Al finalizar el proceso de coaching, la i nmensa mayoría de los participantes reconocen que han vivido una experiencia excepcionalmente enriquecedora y útil. A veces hasta transformadora. En coaching ejecutivo trabajamos áreas de desarrollo profesional, sin embargo, es frecuente que afloren aspectos personales que están afectando a esas áreas profesionales con lo que a menudo también se resuelven encrucijadas personales. - ¿Qué habilidades les ayuda a potenciar? En la formación tradicional un supuesto experto en un determinado tema (el profesor o formador) realiza una transmisión de conocimientos a los asistentes al evento (los alumnos), donde los participantes conectarán los conceptos trabajados en mayor o menor medida con su propia realidad. El coaching se adapta a las particularidades de cada persona y de cada situación, por eso se ha convertido en el enfoque metodológico más demandado en los últimos años para el desarrollo de habilidades, a sabiendas de que más allá de disquisiciones teóricas, la inversión y el tiempo dedicados se van a emplear para abordar situaciones críticas reales que el manager vive en su día a día. Las áreas más comunes sobre las que se trabaja son: Trabajo en equipo y coordinación, incluyendo estilo de liderazgo, la delegación y la motivación. La comunicación e influencia, que incluyen la elaboración de mensajes, comunicaciones constructivas, asertividad, gestión de conflictos, toma de decisiones, feed back y gestión de emociones.