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Al día siguiente nuestro protagonista volvió a preguntarle a sus padres:
—¿Cómo nacen los bebés? ¿Por dónde salen? ¿Cómo se meten en la barriga de
las mamás? ¿Cómo se hace en el estómago? ¿Es verdad que se hacen en la ba-
rriga de las mujeres cuando duermen con un hombre? ¿Es verdad que se forma
porque salen unos bichitos del hombre y se meten por la espalda de la mujer?
¿Pueden hacerse los bebés en un laboratorio? —interrogó Juanito, que nunca
abandonaba una pregunta una vez que la había formulado, al igual que sus
compañeros preguntaban a sus padres…
Y sus padres, poco a poco, fueron atendiendo a sus dudas, con un poquito de
risa todavía, con algún ataque de tos, y con muy pocos ceños fruncidos. Un día
le contaban una cosa, otro día otra, hasta que se fueron aclarando sus dudas,
claro que aun así surgían unas nuevas preguntas, pero ya los padres hablaban
cada vez con más tranquilidad y confianza. Además, Juanito y sus amigos fueron
comprendiendo que era mejor la explicación que sus padres, que las que daban
personas extrañas. Fue así como en estas familias se fue creando un vínculo de
mayor confianza.
¿Cómo te imaginas que estos padres fueron contestando a cada pregunta de
estos niños?
Mg. José Crisanto Alfonso Medina