Revista SICES Primer Edición | Page 33

S I C E S cuela de danza en Centroamérica bajo la dirección de Elena Gutiérrez, surgiendo los primeros profesionales que conformarán los nuevos grupos entre ellos Danza UNA, Ballet Moderno de Cámara, Mireya Barboza y su Ballet Folklórico Nacional. En 1978, se funda el grupo oficial de la Universidad de Costa Rica. Posteriormente, se crea la compañía de la UCR( Universidad de Costa Rica), luego Elena Gutiérrez transforma el Ballet Moderno de Cámara en la Compañía Nacional de Danza y en 1980 la Compañía de Cámara Danza UNA se conforma como grupo representativo de la Universidad Nacional. Los repertorios de estas compañías poseían un contexto social político de acuerdo al suplemento cultural « Bosquejo histórico de la danza en Costa Rica ».( Ávila, 2012)
La danza folklórica en Centroamérica se institucionaliza en diferentes momentos y circunstancias dictaminadas por los procesos políticos y sociales de cada país. La danza folklórica y tradicional se torna parte del nacionalismo que necesitaban forjar las naciones centroamericanas para imprimir sus características propias, es decir, que su inclusión en la construcción de identidades nacionales se muestra entre los fines de promover el patriotismo y los valores de cada nación, enfocándose casi en todos los países en grupos de proyección que no dejan la tradicionalidad de las piezas que se transmitieron por varias generaciones. Sin embargo, las creaciones coreográficas pierden su valor folklórico estilizando los bailes a manera de pasos del ballet clásico o de la danza contemporánea.
Estudios sobre danza tradicional o folklórica en Centroamérica
Entre los estudios centroamericanos sobre el tema, se encuentra el trabajo de David Vela titulado « Música Tradicional y Folklórica en América Central »( Vela, 1971) en el cual, el autor se ampara en la iniciativa de la UNESCO por los estudios culturales de América Latina, específicamente en la reunión entre el 22 y 30 de noviembre de 1971 en Caracas, Venezuela. Vela intenta investigar sobre la música y los bailes tradicionales de Centroamérica haciendo un énfasis en las tradiciones mayas de Guatemala( Vela, 1971). D. Vásquez y C. F. Rodríguez R. escriben Danzas Folklóricas de Guatemala de la Colección Tierra Adentro 15 para el Subcentro regional de artesanías y artes populares para la OEA en 1992. Existe el instituto de estudios folklóricos, que pertenece a las unidades antropológicas, en la Universidad de San Carlos, entre estas investigaciones se encuentra la que narra la historia de danza teatral en Guatemala y cómo se logra incursionar en el folklore llevándolo a la danza estética y de proyección:
Existió desde un principio la idea de proyectar la identidad nacional y profundizar en la danza de proyección folklórica, cosa para lo cual sus fundadores lo proyectaron ante la necesidad de tener un grupo representativo del país ante el mundo.( Mertins; Molina & Acosta, 2009, p. 65).
Los estudios sobre danza folklórica o tradicional en El Salvador son pocos. Sin embargo, sobresalen por su cientificidad desde la antropología tal es el caso de Cuzcatlán típico: ensayo sobre etnofonía de El Salvador, folklore, folkwisa y folkway( Baratta, 1991), escrito en dos volúmenes de la antropóloga María de Baratta en el cual la autora logra el rescate del indigenismo salvadoreño desde la concepción del náhua-pipil afectada por la influencia mexica, y expone varios aspectos como: el lingüístico, las expresiones artísticas como la danza, el canto y la música, al igual que su cosmogonía, mitología y cosmología. Otro estudio destacado es el de Miguel Ángel Espino, titulado Mitología de Cuzcatlán y Cómo cantan allá escrito en 1976; asimismo, se encuentra Juan Ramón Uriarte y su libro Cuzcatlanología de 1926; también se muestra a Carlos Gregorio López con el texto Identidad nacional, historia e invención de tradiciones en El Salvador en la década de 1920. Las obras de Espino, Uriarte y López intentan valorizar al indígena del pasado salvadoreño, la vida cotidiana y rural, igualmente las características culturales con las que se podría definir al poblador salvadoreño. Otras publicaciones en revistas de historia o de cultura muestran artículos donde se asume la valoración de la cultura popular y el impulso que se le da a esta temática con el proyecto nacionalista-revolucionario que alzaba la izquierda armada esta idea es promovida por Mario Vázquez Olivera en su artículo País mío no existes( López, 2005-2006). Figura también Roque Dalton que realiza la Historia de El Salvador, impactando en el imaginario popular de los salvadoreños con
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