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¿Por qué desistimos en el camino a nuestros sueños?
Lo primero que viene a la cabeza es que este interrogante es un poco obvio y
soso pero, ¿realmente hemos reflexionado alguna vez en lo cotidiano y para nada
impersonal de esta cuestión? ¿Por qué desistimos en el camino a nuestros sue-
ños? Es un problema más cercano de lo que parece y es para nosotros tan normal
verle, debido a la frecuencia con que se presenta, que esa es la razón por la cual
encontramos bastante obvia y carente de sentido la pregunta en cuestión. Pero,
es tiempo ya de realizar una introspección, es tiempo de reflexionar en lo grave y
para nada normal de este problema; es hora de dejar de apagar sueños solo por-
que cualquier sombra nos dificulta la vista.
Para empezar un proceso de reflexión, lo primero que hay por hacer no es más
que identificar las «sombras»; la interrogante que posiblemente nacerá en este
punto del proceso es, ¿cómo identificarles? Es más sencillo de lo que parece, des-
de una perspectiva un poco general hay gran variedad de maneras de lograrlo,
una de ellas es observar y monitorear nuestra cotidianidad en busca de aquellos
obstáculos, de estas sombras que no son constantes y que sin importar si son
enormes o muy pequeñas, nos impiden el paso y el completo desarrollo de nues-
tro día a día. Este es el primer paso no solo por lo anteriormente mencionado,
sino porque, resulta un foco de ayuda para identificar también si nuestro sueño
es tan luminoso, valioso y brillante como para verlo tras las sombras y enfrentar-
les con perseverancia.
El siguiente paso es proponer o encontrar soluciones, no una, sino varias; tener
varias alternativas es lo mejor para compararles entre sí y poder llegar al desenla-
ce que más ilumine o espante a las sombras que no nos dejan ver muy bien. Una
vez hallada la solución, se planea y se prepara lo necesario para no tener ningún
inconveniente ni contratiempo al momento de enfrentarlas y hacer que éstas se
vayan de forma definitiva e inmediata. En este paso es muy importante conser-
var la paciencia, puesto que no siempre el primer intento da frutos, la perseve-
rancia, porque esto es un caso de prueba y error para llegar a lo mejor; y sobre
todo valor, la fe en que nuestros sueños son más luminosos que las sombras que
les opacan.
Como desenlace del proceso, una vez desterradas las sombras y nuestros sueños más
luminosos que nunca, solo hay que atesorar la lección; tener siempre en cuenta que
no hay sombra alguna que un brillante sueño no pueda espantar y que no hay razón
o motivo para desistir en el camino a nuestros sueños.
Maira Acevedo
10°06