La educación ambiental es un área que se encuentra en constante
construcción permanente, sus inicios empiezan con la génesis de la
humanidad transcurridos en varias épocas y, adquiriendo mucho auge con el
conocimiento de la crisis ambiental en los tiempos actuales. Es así como, el
último siglo, el contexto ambiental interrumpe en los aspectos sociales,
políticos, educativos, culturales y tecnológicos; con un recorrido influenciado
por conceptos actitudinales y procedimentales; buscando profundizar los
escenarios de reflexión, análisis e interpretación de los cambios globales que
están sucediendo en los tiempos actuales. Por consiguiente, se está formando
en las capacidades y habilidades para la mediación de los conflictos
ambientales.
En América Latina, la educación para el desarrollo sustentable se centra
en el aspecto académico, sin embargo, se ha observado ciertas dificultades
por los especialistas y entes sociales. Ellos visionan una postura que incide en
el campo de la educación ambiental. También, han efectuado profundas
críticas a este tipo de educación que han sido promulgadas por entes
internacionales y en el transcurrir del tiempo han recatado el término de
sustentabilidad.
En este orden de ideas, en Colombia, según el Plan Nacional de
Seguridad Alimentaria y Nutricional (PNSAN, 2012-2019): expone que “hace
más de tres décadas comenzó a diseñar y aplicar estrategias de alimentación
y nutrición, con un enfoque de subsidios y ayuda humanitaria otorgados a
través de diferentes instancias con el propósito de favorecer a las familias más
pobres” (pág. 11). Esto refiere que un país como Colombia gestiona, desde
hacía varias décadas, el beneficio alimenticio para las comunidades menos
vulnerable, con la finalidad de implementar herramientas comunitarias en
función de fortalecer el bienestar y vida de los individuos.
En este sentido, en los países como Bolivia y Ecuador, enmarcan las
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Arbitrado
1. Introducción