4. Conclusiones
está generando sobre el planeta, específicamente en lo que se refiere al
cambio climático, trayendo como consecuencia una crisis climática global, sus
efectos sobre las fuentes de agua, por abordar sólo una de sus consecuencias,
coloca en situación de alarma a la población mundial.
Desde la década de los noventa la comunidad internacional a través de
la Organización de las Naciones Unidas (ONU), inicia la creación de un
conjunto de organismos que se vienen a ocupar de las consecuencias
inevitables del cambio climático sobre la vida humana y el planeta. Sin
embargo, lo que se ha acordado en estas cumbres y foros mundiales con
respecto a la reducción en la emisión de gases de efecto invernadero, es muy
poco, cada vez que hay un encuentro internacional de este tipo, los
compromisos se prorrogan y la situación ya es insostenible.
Según los análisis del segundo informe de la ONU sobre el desarrollo
de los recursos hídricos (2008), los especialistas sostienen que en todo el
mundo se utiliza cada año un 54% del agua dulce disponible. Si el consumo
por
persona
permaneciera
invariable,
hacia
2025
podríamos
estar
consumiendo el 90% del agua disponible. Así pues, se calcula que dentro de
los próximos 25 años, un tercio de la población mundial va a experimentar una
severa escasez de agua.
Por consiguiente, el recurso agua dulce en este nuevo siglo adquiere
una “revalorización geopolítica y geoeconómica”, según Quagliotti, (2007). Los
espacios geográficos donde existen reservas de este líquido, comienzan a
constituirse en referentes fundamentales a ser controlados para tener el
dominio sobre los recursos hídricos dada su escasez, producto del cambio
climático generado por el calentamiento global.
Ante tal panorama el agua dulce, se convierte en un elemento
estratégico y un recurso de interés vital para los países en el inicio de este
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Artículo
Son evidentes las consecuencias negativas que el calentamiento global