Por consiguiente, el cambio climático generado por el calentamiento
global, está afectando el normal ciclo de las precipitaciones, colocando en
peligro otra de las fuentes de agua. Fernández (ob.cit.), señala que se ha
venido presentando una situación irregular en el ciclo normal de las
precipitaciones:
Entre 1900 y 2005, se ha observado en muchas regiones un
incremento en el volumen de las precipitaciones. Durante este
período, las precipitaciones aumentaron significativamente en
la parte oriental de América del norte y del sur, el norte de
Europa y el norte y centro de Asia, mientras que disminuyeron
en el Sáhel, el Mediterráneo, África meridional y partes del sur
de Asia. A nivel mundial, las zonas afectadas por la sequía han
aumentado desde la década de 1970 (pág. 68).
Según el cuarto informe del grupo internacional de expertos sobre
cambio climático del año 2007, la década (1995-2006), fueron los años más
calurosos desde la existencia de toma de datos de las temperaturas en 1850.
Así mismo, el quinto informe de evaluación del IPCC del año 2014, señala los
siguientes aspectos relacionados con la disponibilidad de agua dulce:
Los riesgos del cambio climático relacionados con el agua
dulce aumentan significativamente cuanto mayores son las
concentraciones de los gases de efecto invernadero. La parte
de población global que sufre escasez de agua y la parte que
padece las grandes inundaciones fluviales crece cuanto mayor
es el nivel de calentamiento en el siglo XXI. Las proyecciones
sobre el cambio climático durante el siglo XXI indican que se
reducirán los recursos renovables de aguas superficiales y
aguas subterráneas de forma sustancial. (pág. 14).
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Artículo
La tierra no se incendia, pero se vuelve lo bastante cálida como
para fundir la mayor parte del hielo de Groenlandia y también
del hielo de la Antártica occidental. Ello añadirá a los océanos
tanta agua que el nivel del mar subirá catorce metros. Es
impresionante pensar que la mayoría de los actuales grandes
núcleos de la población quedaran por debajo del nivel del mar
en lo que, en términos geológicos, apenas es un instante en la
vida de la tierra (2007: 78).