sin perder lo autóctono ni la autonomía que las definen (Monsonyi, E., 1982).
Este señalamiento, permite reflexionar sobre la realidad actual donde la
tradición no puede verse como algo ajeno o alejado de la cultura, ni tampoco
como una rémora del pasado que nos impide ver el presente y asumir el futuro.
El pasado representa nuestras raíces y que debe estar de la mano con orgullo,
para ser traspasado de generación en generación, no bajo esquemas
inamovibles que impidan nuestro progreso y adaptación a nuevas ideas, sino
por el contrario nos permitan un piso sólido en el cual sus enseñanzas
desarrollen en nosotros un espíritu crítico capaz de dar continuidad a nuestro
pueblo, como lo expresa Mario Briceño Iragorry (1989).
En referencia a lo planteado, la investigadora realizó unas visitas por la
comunidad en estudio, observando cómo se conservan algunas tradiciones
con respecto a los días de descanso o guardar, como ellos le llaman
coloquialmente, días santos, actos religiosos y costumbres propias, como el
significado de las danzas a San Benito, La Virgen de Coromoto, San Isidro, así
como la Paradura del Niño Jesús, cantos versos y villancicos entre otros.
6.3. Identidad
Otra categoría inherente a la investigación es la Identidad, que según
Morín, E. (ob.cit.: 28), manifiesta que “las culturas están aparentemente
encerradas en sí misma para salvaguardar su identidad”. En atención a esta
realidad, la identidad constituye el amor hacia lo nuestro, el respeto como base
de toda convivencia humana y la preservación de las raíces culturales y por
ende del patrimonio como legado a las generaciones futura.
Sin duda la riqueza cultural de los venezolanos, y en el caso de la
Comunidad Los Llanitos, es evidente; eso que llamamos lo nuestro, y que es
nuestro Patrimonio, sin embargo, al hablar de identidad debemos captar que
no somos puros o únicos, producto de la transculturación que durante siglos
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Artículo Arbitrado
precisamente por la globalización, de allí el saber articular ambas tendencias