principal peso de lo que después se convierte en nuestros principios y
creencias personales más importantes.
Por otro lado, la convivencia es la condición de relacionarse con las
demás personas o grupos a través de una comunicación permanente
fundamentada en afecto y tolerancia que permite convivir y compartir en
armonía en las diferentes situaciones de la vida. La convivencia social consiste
en el respeto mutuo entre las personas, las cosas y el medio en el cual vivimos
y desarrollamos nuestra actividad diaria. De ahí, la importancia de las leyes
porque éstas regulan y garantizan el cumplimiento de esa convivencia social.
De hecho, en el Artículo 1 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela (CRBV: 1999) se expresa “Venezuela se declara República
Bolivariana, irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su
patrimonio moral, así como los valores de libertad, igualdad, justicia, y paz
internacional, en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador…”. Asimismo,
según García, (2002) “la ética y la ciudadanía van de la mano, puesto que la
ética establece las normas de conducta que deben regir a los ciudadanos de
una región y ellos son los responsables de aplicar y cumplir con ética las
distintas reglas y normas que se establezcan para una determinada región”
(pág. 65).
Por los planteamientos hechos es importante cumplir con el objetivo de
caracterizar la capacitación en Valores para fortalecer la convivencia social y
ciudadana para vincular, los nuevos Programas Nacionales de Formación
(PNF), que se llevan a cabo en las universidades del país cumpliendo para
esto con una metodología de tipo documental, descriptiva porque las fuentes
consultadas son propias para dejar clara la convivencia social y ciudadanía.
De forma concluyente, educar para la formación en valores para una
sana convivencia social y ciudadana presume apostar por modelos
pedagógicos, en el cual se procure que la persona construya su propio
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Arbitrado
que nos crían, bien sea los padres u otros familiares. Sus conductas tienen el