de agroquímicos. De esta manera es visto por Monasterio (2008), quien
manifiesta que:
En Suramérica actualmente las medidas utilizadas para el
control de las enfermedades del suelo son el uso de productos
químicos; sin embargo, su uso indiscriminado ha tenido
grandes consecuencias y se han encontrado aislamientos de
hongos resistentes a fungicidas. También hay evidencias
importantes de una grave contaminación derivada de los
plaguicidas, que no sólo afecta a la flora y la fauna que han sido
expuestas en forma significativa a dichas sustancias, sino
también han contribuido al deterioro de la calidad del aire,
agua, suelos y alimentos, así como también de la salud de
jornaleros y consumidores (pág. 140).
De hecho, en esta región la mayoría de las acciones tomadas para
controlar las malezas e impurezas de los suelos productivos están
direccionadas
al
uso
de
productos
agroquímicos,
trayendo
como
consecuencia como la contaminación ambiental y se han producido muchos
focos de problemas de salud en los productores y trabajadores de la
agricultura.
En Venezuela el Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (INSAI),
ha determinado que el uso de agentes químicos en el control de hongos,
bacterias en los suelos productivos utilizados para la agricultura, han
ocasionado efectos carcinógenos, teratogénicos, alta residualidad, período
largo de degradación, contaminación ambiental y otros efectos negativos; Así
como a la resistencia de los microorganismos patógenos a estos productos
sintético, tal como lo expresa Martínez (2008), quien dijo que:
El uso de productos químicos en Venezuela está generando
grandes pérdidas de la cubierta vegetal, la erosión de los
suelos, incremento de salinidad de los suelos, disminución
considerable de los mantos freáticos, la perdida de diversidad
agrícola y genética, la contaminación del aire, son algunas de
179
Arbitrado
de la agricultura se han venido deteriorando con las constantes utilizaciones