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Regresé a la isla principal y me compré algo para comer, vinos, jamón serrano y atunes, pero antes un par de cervezas de litro y 200 vasos pues no vendían solos. Me fui a la agencia y después de 5 minutos, estaba hablando con los 5 amigos de la agencia todos Jóvenes. Se acercó la sexy mujer y me dio la mano. Me preguntó que si quedaba algo y le dije que solo un vino pero que tenía el abridor en mi habitación. Se rio y me dijo: “bueno vamos por él pero no entraré a tu departamento, ¿ok?”. Fuimos a buscarlo, tomé mi chaqueta de cuero y nos fuimos a caminar. Llegamos a una playa, la luna nos acompañaba, el sonido del mar contra las rocas, ¿cómo olvidarlo? Hablamos de nuestros amores pasados y algo más, mientras servía vino tinto y jamón serrano. En un momento estábamos abrazados y besándonos de manera apasionada. Fue increíble, el resto de la noche fue impresionante. Al otro día nos juntamos y nos fuimos a una isla solo para nosotros. Nadamos, nos reímos, fue increíble, un mini romance. Fue precioso y en la noche nos fuimos a cenar. Al otro día, nos fuimos a Split la isla principal y nos juntamos en la noche a cenar, era nuestra última cita para no vernos más. Luego, seguí mi camino al sur de Dubrovnik extrañándola de una manera muy dolorosa pues sabíamos que teníamos cada uno distintos destinos y vidas. Debíamos aprovechar cada minuto juntos. Recuerdo que en la primera comida me tomó la mano y me dijo: “Hace demasiado tiempo que no siento algo tan grande por una persona”. Por: Mattaz, Croacia. www.revistasapo.com 91