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En un fallo histórico, un juez de la Corte Federal, Richard Mosley dictaminó en octubre 2014 que Khadr debería reclamar que el gobierno canadiense conspiró con los estadounidenses para torturarlo y violar sus derechos. El fallo significa que Khadr puede aumentar significativamente su demanda 20 millones dólares en los que ha acusado al Gobierno Federal de Canadá de complicidad en su detención arbitraria en Bahía de Guantánamo, donde fue sometido a un trato cruel e inhumano, incluyendo la privación prolongada del sueño y la tortura. Khadr era un niño cuando fue capturado en Afganistán un julio de 2002. Sus abogados defensores le obligaron a aceptar el acuerdo con el fiscal sobre sus enérgicas objeciones y protestas; insistió en que era inocente de los cargos. Sus abogados tenían que suplicar su aceptación al acuerdo de manera que pudiera salir de la cámara de tortura de Guantánamo en el plazo de un año. Si hubiera sido por sus abogados (Dennis Edney y Nathan Whittling), Khadr aún estaría pudriéndose en Guantánamo. Él está en libertad bajo fianza y vive con la familia de Edney en Edmonton. La historia de Omar Khadr revela la hipocresía de los gobiernos occidentales y sus reclamaciones a la defensa del Estado de derecho y la defensa de la justicia. www.revistasapo.com 74