CRÓNICAS DEL
GOZADOR PROFESIONAL
Contratamos el hotel, compramos los
seguros correspondientes, inscribimos a
los asistentes, armamos los panoramas
y compramos las plazas en el ferri, que
navegaba toda la noche por el Mediterráneo
desde Barcelona a Ibiza. Días antes conversé
con los del barco y nos prestaron parte de
la cubierta para hacer una fiesta durante
el viaje. Pusimos parlantes, amplificadores
y dos DJ’s, un chileno y un italiano, ambos
amigos de la casa. Llenamos los cooler de
hielo y comenzaron a salir botellas de todos
tipos de destilados que llevaban en sus
mochilas los asistentes al viaje. No tardaron
en salir los porros, y mientras la brisa marina
abrazaba nuestra fiesta, bailábamos como
nunca en este panorama nocturno único.
Era la mejor fiesta que podíamos tener!, y
lo mejor era que esto recién comenzaba.
Como organizador me habían prestado una
habitación que estaba en cubierta para
sacar energía y enchufar los equipos, esa
habitación era llamada “la cárcel”. Se usaba
en caso de que algún pasajero tuviera un mal
comportamiento: la tripulación lo encerraba
ahí hasta llegar al puerto.
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