Revista Salud en Armonía Edición 31 | Page 12

Lamentablemente, señoras y señores, el tiempo se acaba para cada uno. Padecemos lo que se llama mortalidad, un terror inherente que nos invade más durante una noche de insomnio, o durante la imitación del mismo caos, por el nombre de “crisis existencial”. Y si a usted lo he llenado de preocupación, permítame citar a un amigo de años atrás: libertad significa decirle a la gente lo que no quiere oír. Pero no tienen que sentirse así conmigo, sino con usted mismo. ¿Tiene la culpa? Por supuesto que no. ¿Me cree un ignorante? Nadie es culpable en tal situación, menos los que han actuado previsoramente. ¿Entonces existe algún culpable de no haber hecho algo? Lo más probable es que yo lo sea, por preocuparme mucho por cada uno. Y no tenga cuidado, es por voluntad propia el interés de uno por sus hermanos humanos. ¿Cree que no ha aprovechado a lo máximo el tiempo vivido? ¡Haga según su voluntad lo que no ha hecho! ¡La pro-evolución comienza a cada instante! ¿Por qué cree que su vida no es como en las películas, las novelas o su canción favorita? Ese tiempo que dura en cada uno, pareciera un instante alargado hacia la eternidad. ¿Y qué cree? ¡El tiempo no existe! Lo único que lo puede detener es usted mismo. Y si tiene la iniciativa de compartir con los que más quiere un nuevo modo de vida, no se frustre si lo toman por loco. Algo en mente vale tener presente: cuándo uno nace, dónde crece y en qué momento despega para liderar su existencia. Lo que se ha dicho ya se dijo desde hace más de cuatro mil años. Tampoco quiere decir que todo esto sea anticuado. Se sabe cómo es el mundo. Y si uno se conoce a sí mismo, sabrá qué o quiénes lo pueden ayudar a cambiar el mundo. Claro que no será tan rápido como si el gallo llegase a cantar de inmediato; pero, la perseverancia en el recordar y la emoción contenida en ella, son las mejores armas hoy día. Pues si somos verdaderos humanos, conocemos la razón. 10 | 11 www.revistasaludenarmonia.com