Nos sanamos permitiendo el flujo y la
expresión de nuestros sentimientos,
sin necesidad de lastimar u ofender a
otros, con la finalidad de reconocer lo
que en realidad sentimos y pensamos;
al expresarlo, desahogamos todo lo
que hay en nuestro interior y siempre
acompañados nos sentimos, cuando
elijamos a alguien que sabemos nos
comprenderá y empatía brindará.
Nos sanamos, por supuesto, viviendo
el valor del perdón, brindándolo a los
demás y a nosotros mismos.
Por otra parte, un concepto muy
interesante alrededor de este tema es
la “catarsis”, la cual es un proceso de
purificación a nivel corporal, emocional,
espiritual y mental; una forma de
limpiar el alma. La palabra proviene del
término griego kátharsis, que significa
purificación.
Y es (catarsis) la expresión de las
emociones ligadas a un recuerdo o trauma,
generando un desbloqueo de la emoción o
del recuerdo, permitiendo a la persona
entenderlas y poder expresarse, hablar
y compartir de manera amplia y fl uida
sobre esa experiencia.
Hoy en día existen técnicas y
herramientas que nos ayudan a sacar
esas emociones que nos perturban, y
lo más indicado es que estas técnicas
las aplique un profesional de la salud,
psicoterapeuta o analista calificado.
Posteriormente, damos un suspiro
profundo y nos enfocamos en
recuperarnos. Dentro del proceso
psicoterapeútico, sugiero se haga una
lista de las cosas que uno necesita
hacer todos los días para llegar a esa
pronta recuperación del alma, del
corazón y cuerpo. Algunos ejemplos
podrían ser:
Meditar (o respiración profunda).
Hacer ejercicio.
Salir con alguna amistad.
Practicar alguna terapia ocupacional
(tejer, manualidades, aprender algo
nuevo).
Desarrollar y alimentar nuestra
espiritualidad.
Masaje anti-estrés.
Nadar.
Mover con un nuevo orden los
muebles de tu casa o recámara.
Cambiar tu imagen.
Ir a la Iglesia y reconectarte con
Dios.
Hablar con personas que pasan
por dificultades similares, terapia
grupal, etc.
Acampar, conectarte con la
naturaleza (y tal vez, abrazar un
árbol).