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específicamente siendo un maniquí un objeto que
debe lucirse ante el resto con finas ropas para
mostrar su belleza, reforzando así la idea del
consumo como fuente que provee la felicidad.
Ema antes de convertirse en maniquí expresa su
interés en ser inventora, pero en la película no nos
muestran esa faceta en ningún momento, ella
siempre es el apoyo y la motivación para que el
hombre mejore, pero sus propios intereses no se
hacen visibles para el espectador. De cierta
manera, ella huyó del tiempo en que vivía porque
no era libre de hacer lo que quisiera y tenía que
casarse con la persona que indicaban sus padres,
pero una vez que finalmente logra ser humana lo
único que nos muestran es que los protagonistas
se casan en una vidriera del shopping. Ese es el
típico final que nos mostraron por décadas
completando el circulo del romance tradicional.
Para tener un punto de comparación nos vamos a
ir al 2009, año en el que se estrena Air Doll, una
película japonesa del director Hirokazu Koreeda,
con casi la misma premisa que la anterior pero
esta vez se trata de una muñeca inflable. En este
contexto volvemos a tener a una mujer presentada
como un objeto y ahora directamente como un
objeto sexual con la clara diferencia que acá
podemos ver la visión de Nozomi (Donna Bae), la
muñeca
Maniquís y muñecas inflables
“A partir de esta
historia podemos
reconstruir una
sociedad de la época y
un tipo de cine que
exageraba y convertía
en estereotipos a todos
sus personajes”