▶ START
→
Alakran*
Los 5 peores juegos
de Commodore 64
¿Quién no se ensartó
comprando un juego
que resultó ser malísimo?
1 | BIONIC GRANNY
(MASTERTRONIC, 1984)
Somos una anciana que acecha a
niños a la salida de la escuela. El
objetivo es eliminarlos con nuestro
paraguas de rayo láser y esquivar
los carteles para detener el tránsito
que nos arroja nuestro adversario.
Todo transcurre en una única
pantalla visualmente pobrísima, sin
perspectiva ni relación de tamaño.
Y la música es acorde al objetivo de
aniquilar infantes.
2 | 911 TIGER SHARK
(ELITE, 1985)
Tenemos que guiar nuestro Porsche
911 a través de un escarpado sendero
de montaña. El efecto de ascenso
es paupérrimo, porque no se limita
a cuando lo permite el camino, sino
que basta con mover el joystick
hacia arriba para empezar a levitar
sobre ríos y casas. Tal vez una
concesión del programador para
que duremos más de 5 segundos sin
desbarrancar.
3 | WORLD CUP CARNIVAL:
MEXICO '86
(US GOLD, 1985)
La vara estaba muy alta en materia
de fútbol por el International Soccer.
Tampoco ayuda que solo se muevan
dos jugadores y el resto sean estatuas.
Pero que el contrario llegue
hasta el área y, en vez de patear, gire
180 grados y avance en dirección
opuesta hasta pasar el mediocampo
es el colmo. Nos está humillando el
peor juego deportivo de la historia.
4 | HIGHLANDER
(1986, OCEAN)
Los únicos atenuantes de este
bodrio son su música y el hecho de
que todavía faltaba un año para la
aparición de Barbarian, el juego de
lucha definitivo de 8 bits. A pesar de
contar con profusas instrucciones y
variedad de movimientos, el personaje
tarda en reaccionar y la única
estrategia posible es apretar el botón
repetidamente y ver qué pasa.
5 | HARD DRIVIN’
(DOMARK, 1990)
Era de suponer que en la conversión
a 8 bits del arcade muchas
características serían dejadas de
lado, pero nadie imaginó que la falta
total de color y una fluidez en el
movimiento de solo 3 cuadros por
segundos serían problemas menores
comparados con que cuando apenas
intentemos girar el volante perderemos
irremediablemente el control
del vehículo.
Antes de
las revistas
especializadas,
uno elegía de
un listado de
juegos sin más
información
que nombre
y género. Y
después de
esperar diez
minutos de
carga en el
datasete,
lo único que
podíamos hacer
era ponerle
onda y tratar
de encontrarle
algo divertido.
*Artista del píxel y
arqueólogo digital.
Miembro del colectivo
PVM. A pesar de ser
un fundamentalista
de la Commodore 64,
practica la tolerancia
con otros sistemas y
no busca convertir a
los infieles.
8 ▪ revistareplay.com.ar