Revista Replay Nº24 · septiembre 2020 | Page 11

_AGUAS HELADAS. Los catálogos piratas llegaron también a... ¡Polonia! _CONFUSIÓN. Se ve como el MK2, dice MK3 pero, en realidad, es el MK III 56 peoples. _ERROR DE TIPEO. ¡Mamá! ¿Seguro es de La Sirenita? Nuestra negra bandera se agita contra el viento En nuestro país, la mayoría de los cartuchos piratas que circularon por nuestros Taiwán es mundialmente conocida por su disputa de soberanía con China y su desprecio por las leyes de copyright. queridos antros de jueguitos vinieron de la lejana isla de Taiwán, mundialmente conocida por su disputa de soberanía con China y su desprecio por las leyes de copyright. Allí había fabricantes y distribuidores de piratería para la Famicom; y algunos, como Whirlwind Manu, vendían sus juegos en catálogos que ofrecían a los distribuidores de Argentina durante los primeros años de los 90. Anónimos “diseñadores” tuvieron que vestir los clones engendrados en las factorías de Whirlwind Manu, J.Y. Company, Yoko Soft y cualquiera de los incontables, oscuros y perdidos estudios que existían en la isla pirata de Taiwán. Quizás eso sirva para entender lo bizarro de algunas tapas: un dibujo con motivos arábigos bajo el título Magic Carpet, cuando en realidad su juego es el Prince of Persia. Probablemente el responsable no sabía qué estaba haciendo y solo tenía una vaga idea del juego que había dentro de ese cartucho. O quizá simplemente es lo que pensé siempre: una maldita trampa para niños ingenuos y sin Internet para consultar si realmente Nintendo sacó un Sonic con Mario como protagonista para Family. El catálogo pirata Pero los cartuchos no solo tenían esas bizarras etiquetas, sino que además poseían un sistema de numeración, clave para una distribución ordenada, que empezaba por dos letras seguidas de números. Los de Whirlwind Manu comenzaban siempre con una L, luego otra letra (hasta la G) y dos números. Pero otras empresas hicieron lo mismo, ya que durante todos los 90 y hasta entrados los 2000, se siguieron fabricando cartuchos piratas con sus respectivas etiquetas falopa. Mientras la historiografía oficial del videojuego se dedica a sacar documentales, coleccionistas y cirujas anónimos se dedican a guardar como piezas únicas sus Somari, Mermai y Mario Fighter. Probablemente nunca sepamos la historia de estos piratas del Lejano Oriente: nos queda al menos llevar bien alto esa bandera que nos supieron dejar. clonado Nintendo, pese a su campaña contra la piratería, ha sabido darnos la consola más clonada de la historia. Pese a que los últimos juegos de NES/ Famicom datan del 95, los piratas de medio oriente siguieron lanzando cartuchos hasta mediados de la primera década del 2000. Ni hablar de clones de la family, que aún siguen apareciendo. revistareplay.com.ar ▪ 11