_AGUAS HELADAS.
Los catálogos piratas
llegaron también a...
¡Polonia!
_CONFUSIÓN.
Se ve como el MK2,
dice MK3 pero, en
realidad, es el MK III 56
peoples.
_ERROR DE TIPEO.
¡Mamá! ¿Seguro
es de La Sirenita?
Nuestra negra bandera
se agita contra el viento
En nuestro país, la mayoría de los cartuchos
piratas que circularon por nuestros
Taiwán es mundialmente
conocida por su disputa de
soberanía con China y su
desprecio por las leyes
de copyright.
queridos antros de jueguitos vinieron de
la lejana isla de Taiwán, mundialmente
conocida por su disputa de soberanía
con China y su desprecio por las leyes de
copyright. Allí había fabricantes y distribuidores
de piratería para la Famicom; y
algunos, como Whirlwind Manu, vendían
sus juegos en catálogos que ofrecían a los
distribuidores de Argentina durante los
primeros años de los 90.
Anónimos “diseñadores” tuvieron que
vestir los clones engendrados en las factorías
de Whirlwind Manu, J.Y. Company,
Yoko Soft y cualquiera de los incontables,
oscuros y perdidos estudios que existían
en la isla pirata de Taiwán. Quizás eso
sirva para entender lo bizarro de algunas
tapas: un dibujo con motivos arábigos bajo
el título Magic Carpet, cuando en realidad
su juego es el Prince of Persia. Probablemente
el responsable no sabía qué estaba
haciendo y solo tenía una vaga idea del
juego que había dentro de ese cartucho.
O quizá simplemente es
lo que pensé siempre:
una maldita trampa para
niños ingenuos y sin Internet
para consultar si
realmente Nintendo sacó
un Sonic con Mario como
protagonista para Family.
El catálogo pirata
Pero los cartuchos no
solo tenían esas bizarras etiquetas, sino
que además poseían un sistema de numeración,
clave para una distribución ordenada,
que empezaba por dos letras seguidas
de números. Los de Whirlwind Manu
comenzaban siempre con una L, luego otra
letra (hasta la G) y dos números. Pero otras
empresas hicieron lo mismo, ya que durante
todos los 90 y hasta entrados los 2000,
se siguieron fabricando cartuchos piratas
con sus respectivas etiquetas falopa.
Mientras la historiografía oficial del
videojuego se dedica a sacar documentales,
coleccionistas y cirujas anónimos se
dedican a guardar como piezas únicas sus
Somari, Mermai y Mario Fighter. Probablemente
nunca sepamos la historia de estos
piratas del Lejano Oriente: nos queda
al menos llevar bien alto esa bandera que
nos supieron dejar.
clonado
Nintendo,
pese a
su campaña
contra la
piratería, ha
sabido darnos
la consola
más clonada
de la historia.
Pese
a que los
últimos juegos
de NES/
Famicom datan
del 95, los
piratas de
medio oriente
siguieron
lanzando
cartuchos
hasta mediados
de la
primera década
del 2000.
Ni hablar de
clones de la
family, que
aún siguen
apareciendo.
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