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HISTORIA APÓCRIFA
DE LAS LABELS PIRATAS
“Lo esencial es invisible a los ojos”, pensó alguien mientras
miraba una label de Family.
▶ Por Sergio Andrés Rondán
_INTRIGANTE.
¿Quién habrá dibujado
ese Somari?
_LARGO ALIENTO.
El catálogo original
de Whirlwind.
Cualquiera de ustedes aprendió
en su niñez que las primeras
apariencias suelen ser engañosas.
Lo saben porque transitaron ferias,
sucuchos oscuros y locales que hoy son
carnicerías o supermercados, pero que antes
fueron tiendas de jueguitos. Allí bucearon
entre cartuchos de Family de segunda
mano y vieron cosas imposibles: Sonic 5,
Magic Carpet o Mortal Kombat 3 Special
56 peoples. Aquellos títulos impactantes
estaban acompañados de las más bizarras
y absurdas etiquetas que servían para atrapar
a ingenu@s niñat@s, atraíd@s por las
lisérgicas imágenes de los cartuchos.
A fuerza de desengaños, aprendimos que
todas esas labels eran un absurdo engañapichanga,
orquestado por una decena de
oscuras compañías repartidas entre Taiwán
y China continental, dedicadas a la fabricación
de cartuchos piratas y clones del
Famicom distribuidos en Asia y Sudamérica.
Porque si algo no pudo hacer Nintendo,
el más celoso guardián del copyright, la
moral y las buenas costumbres, fue frenar
la oleada infinita de versiones piratas de la
Famicom y sus respectivos juegos.
10 ▪ revistareplay.com.ar